HOLA MIS QUERIDOS AMIGOS

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ESPERO QUE TODO AQUIEL QUE LO VISITE SALGA SU ESPIRITU FORTALECIDO CON LA GRACIA DE DIOS, QUE SOLO EL, SABE DAR A LOS QUE LO AMAN.
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SU HERMANA EN CRISTO: TRINI

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SOLO UNA MUJER QUE SIGUE A CRISTO MUY DE CERCA, Y AVANZA SOLO CON SU GRACIA.

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domingo, 13 de junio de 2010


Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. - Juan 4:11.En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz. - Efesios 5:8.Dios es amor, Dios es luz. Estos dos aspectos de su gloria no deben confundirse,, uno es tan importante como el otro. Cada uno de ellos se manifiesta en las naciones y las intervenciones del Creador para con el hombre. El amor de Dios hacia el hombre toma carácter de gracia, porque el estado de pecado de este último hace necesario el despliegue de esta gracia. La luz se muestra en su infinita santidad que rechaza el mal y lo juzga. La cruz de Cristo fue la perfecta manifestación de esos dos aspectos de la gloria de Dios: permitió a Dios salvar al pecador, quitando el pecado que su divina santidad no podía tolerar, todo ello mediante la muerte expiatoria del Redentor. La nueva vida recibida por la fe y comunicada al creyente por el Espíritu Santo tiene los caracteres de su fuente. Esta vida viene de Dios. Ella ama y así da prueba de su divino origen: “Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios” (1 Juan 4:7). El amor es, pues, el fruto y la manifestación de la naturaleza divina del creyente. El otro carácter fundamental de la naturaleza divina, la luz, hace de los redimidos “hijos de luz”, llamados a hacerla brillar en la noche moral de este mundo, por medio de la verdad, la honestidad, el olvido de sí, la pureza... en contraste con la mentira, el fraude, el egoísmo y la inmoralidad (Filipenses 2:15, Romanos 13:12-14).

viernes, 11 de junio de 2010

viernes, 4 de junio de 2010

UNA HISTORIA DE AMOR


Historia del amor



Un día cuando el mundo estaba como perdido, estaban todos los sentimientos reunidos para arreglar la situación, cuando de repente dice la inteligencia
-¡Ya se como podemos pasar los días mejor!- por supuesto ella siempre tan inteligente
-¡Jugaremos a los escondidos!-

Pero de repente se presentó otro problema, a la tristeza como siempre, tan triste, no le alegraba el juego, y el aburrimiento no quería jugar porque decía que el juego no le entretenía, que para el era mejor pasar los días tras una piedra.

La alegría, que no era fácil de controlar, siempre tan alegre, no escuchó nada.

Pero aún faltaba la esperanza, el amor, la pasión y la ternura.

Ésta última era tan tierna, decía que para ella era difícil esos tipos de juegos, que mejor se pasaba los días en los campos respirando el perfume de las flores.

La pasión, siempre tan apasionada, estaba pensando en qué haría luego.

En eso llega el amor y dice:
– No se por qué están tan desalentados, y comenzó a brindarle amor a cada uno de los sentimientos que estaban presentes.

Cuando de repente llegó la esperanza y comenzó a ayudar al amor sin decir una palabra y sin cansarse hasta alegrarlos a todos.

Cuando ya estaban todos los sentimientos motivados, dice la alegría:

– Yo me quedaré, escóndanse todos que yo los encontraré –

La alegría cuenta hasta mil y comienza a buscarlos. A los pocos metros encontró al aburrimiento, aburrido tras una piedra. Unos minutos más tarde, encontró a la pasión y la ternura en los campos de flores muy apasionados jugando entre los pétalos. Siguió buscando y entre las ramas de los árboles encontró a la tristeza muy triste porque ya no le gustaba el juego.

La esperanza, siempre tan buena, se descubrió para ayudar a la tristeza.

Cuando el juego estaba terminando se hacía más difícil, ya que faltaba el amor y la inteligencia.

La alegría regreso al árbol donde había contado y encontró a la inteligencia detrás de éste, aún faltaba el amor. Entonces la tristeza se detuvo y se dijo así misma:
– He buscado por todas partes y no he visto nada, ya sé donde puedo encontrarlo –

Y se dirigió al rosal que estaba muy cerca de allí. Cuando estaba muy silencioso buscando, escucha unos gritos entre las ramas como si estuvieran llorando o lamentándose de algo.

La alegría se dirigió hacia las ramas y descubrió al amor enredado entre las espinas y con los ojos ensangrentados, entonces la alegría le dijo:

– Perdóname amor, se que por mi culpa ahora te sientes mal, se que te debo la vida, no me abandones, que yo nunca te abandonaré.

Por eso se dice que el amor es ciego y la alegría siempre lo acompaña.






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miércoles, 2 de junio de 2010


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DIOS Y EL GRANJERO

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Dios y el granjero





Cuentan que hace años Dios decidió bajar a la Tierra, para percatarse de cómo andaban las cosas, viéndolas y sintiéndolas tan de cerca como los mismos hombres.

Decidió vestirse de blanco y entrevistarse con el hombre más inteligente de una comunidad de granjeros.

Los sabios de aquella región escogida dialogaron a fin de designar a uno de ellos para la gran entrevista, que se llevaría a cabo en la cima de la montaña más cercana.

Se eligió a un granjero viejo al cual le encargaron algunos cuestionamientos para ser planteados al creador. Aquel viejo se armó de valor y se acercó a la luz blanca donde estaba Dios.

Con voz nerviosa empezó a decirle:

-Puede ser que seas Dios y que hayas creado este mundo. Probablemente has hecho todas las cosas bien, pero por lo que yo he aprendido en los campos, tú no sabes nada de agricultura; qué bueno que has bajado a la Tierra a enterarte, porque tienes cosas que aprender y rectificar.

-Con gusto me pongo a tu disposición –afirmó Dios-. Escucharé tus consejos y todo lo que señales me interesará.

-Yo creo –contestó el anciano- que hay muchos errores en eso de los ciclos de la luna, el sol y las estrellas; en lo referente a las tempestades y terremotos, pero para no abrumarte, los sabios de mi pueblo sugieren que nos des el tiempo de un año, y las cosas se hagan a nuestra manera.

Veremos lo que pasa, estamos seguros de que al corregir eso, nadie en el pueblo padecerá pobreza.

-¿Qué es lo que piden? –preguntó el Altísimo.

-Que en estos doce meses no queremos truenos, ni nubarrones, mucho menos ventarrones, , ni plagas para las cosechas, ni demasiado calor.

Queremos que todo sea confortable para la tierra, perfecto para el trigo, los viñedos y las flores.

Dios estuvo de acuerdo con las peticiones y condiciones del granjero.

Se fueron cumpliendo una a una. Todo fue confortable, cómodo, a favor; el sol cálido, la lluvia dulce y mansa, todas las cosas eran lógicas y perfectas, el trigo y las plantas crecían mucho más que en años anteriores.

Al término del plazo, Dios se presentó en los campos del granjero. Este orgullosamente le dijo:

-Mira, Señor, ¡Cómo van de bien las siembras! Observa y toma consejo sobre lo que son buenas cosechas. Esta vez los frutos de todos sí valdrán la pena, por muchos años tendrán bastante comida aunque no trabajen.

Pero llegó el tiempo de levantar las cosechas, y ante la sorpresa de todos los pobladores de la región, la vaina no tenía trigo, las naranjas estaban insípidas, las rosas carecían de aroma.

-¡Señor! –preguntó el granjero-. ¿Qué pudo haber pasado para que todo sucediera así?

-El error estuvo –contestó Dios- en que eliminaron los elementos naturales que dan la fuerza con la que germina y crece la semilla.

Los ventarrones, los truenos y los relámpagos son indispensables para madurar el alma de las cosechas.



Autor desconocido