HOLA MIS QUERIDOS AMIGOS
BIENVENIDOS A MI BLOG
ESPERO QUE TODO AQUIEL QUE LO VISITE SALGA SU ESPIRITU FORTALECIDO CON LA GRACIA DE DIOS, QUE SOLO EL, SABE DAR A LOS QUE LO AMAN.
QUE EL BUEN DIOS DE LA PAZ LES BENDIGA!!
SU HERMANA EN CRISTO: TRINI
ESPERO QUE TODO AQUIEL QUE LO VISITE SALGA SU ESPIRITU FORTALECIDO CON LA GRACIA DE DIOS, QUE SOLO EL, SABE DAR A LOS QUE LO AMAN.
QUE EL BUEN DIOS DE LA PAZ LES BENDIGA!!
SU HERMANA EN CRISTO: TRINI
Datos personales
- LUCECITA G. M.
- SOLO UNA MUJER QUE SIGUE A CRISTO MUY DE CERCA, Y AVANZA SOLO CON SU GRACIA.
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sábado, 11 de diciembre de 2010
martes, 7 de diciembre de 2010
TIEMPO DE ORACIÓN Y CONVERSIÓN
ADVIENTO
El Arcángel Gabriel anuncia a María que concebirá y dará luz al Hijo del Altísimo. Pintura en madera por Robert Campin, c. 1420-1440, Bruselas.
El adviento (latín: adventus Redemptoris, «venida del Redentor» )? es el primer periodo del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento del Salvador. Su duración es de 21 a 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos más próximos a la festividad de Navidad.
Marca el inicio del año litúrgico en casi todas las confesiones cristianas. Durante este periodo los feligreses se preparan para celebrar la conmemoración del nacimiento de Jesucristo y para renovar la esperanza en la segunda Venida de Cristo Jesús, al final de los tiempos Parusía.
Durante el adviento, se coloca en las iglesias y también en algunos hogares una corona de ramas de pino, llamada Corona de adviento con cuatro velas, una por cada domingo de adviento. Hay una pequeña tradición de Adviento: a cada una de esas cuatro velas se le asigna una virtud que hay que mejorar en esa semana, por ejemplo: la primera, el amor; la segunda, la paz; la tercera, la tolerancia y la cuarta, la fe.
Los domingos de adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditación. La corona se puede llevar al templo para ser
jueves, 18 de noviembre de 2010
domingo, 19 de septiembre de 2010
domingo, 5 de septiembre de 2010

LA LITURGIA DE LA HORAS
Julian Lopez Marin
EL ORIGEN DE LOS TEXTOS, ES DE LA FUNDACION GRATIS DATE www.gratisdate.org
Estimados amigos: Con mucho gusto les autorizamos a reproducir en sus páginas-web (Caminando con Jesus, Caminando con Maria y Misa Diaria), ….. Encomendemos al Señor mutuamente nuestro apostolado.
Cordial saludo en Cristo
+FGD
INDICE
Presentación
PRIMERA PARTE
LA LITURGIA DE LAS HORAS EN LA VIDA DE LA IGLESIA
1. La oración de Jesús y de la Iglesia primitiva La oración en la época de Jesús - Jesús era hombre de oración - Jesús era también maestro que enseñaba cómo se ha de orar - Jesús instituyó y nos hizo el regalo de la oración cristiana - La oración de la comunidad primitiva - El ideal de la oración eclesial cristiana - Ficha de trabajo
2. La Liturgia de las Horas de ayer a hoy Los primeros testimonios (ss. I-III) - El oficio catedral y monástico (ss. IV-V) - El Oficio completo, cotidiano y solemne (ss. VI-IX) - La privatización del Oficio (ss. X-XV) - Intentos de reforma desde el siglo XVI hasta nuestros días - Ficha de trabajo
3. Oración de Cristo y de la Iglesia Oración al Padre por medio de nuestro Señor Jesucristo - Oración con la asistencia del Espíritu Santo - Oración en la comunión del Espíritu Santo que es la Iglesia - Oración en nombre de toda la Iglesia - Ficha de trabajo
4. Santificación del tiempo Santificación de la propia vida y sentido de la existencia - Consagración a Dios de las obras y los trabajos - Para que la acción pastoral dé fruto - Dimensión escatológica de la Liturgia de las Horas - Ficha de trabajo
5. La Liturgia de las Horas y la Eucaristía El Misterio Pascual y la Liturgia de las Horas - La Eucaristía y la Liturgia de las Horas son s - La Liturgia de las Horas, de la salvación - La Liturgia de las Horas, preparación para la Eucaristía - La Liturgia de las Horas, prolongación del Sacrificio eucarístico - Ficha de trabajo
SEGUNDA PARTE
LA CELEBRACIÓN DE LA LITURGIA DE LAS HORAS
6. La actual Liturgia de las Horas Del Breviario a la Liturgia de las Horas: importancia de un nombre - La celebración, un concepto clave - El Oficio Divino es una celebración - Superación de algunas antinomias en la celebración del Oficio - Ficha de trabajo
7. Las Horas principales: Laudes y Vísperas El simbolismo de la luz y las tinieblas - La oración de la mañana y de la tarde - Los Laudes como oración de la mañana - Las Vísperas como oración del final del día - Estructura de la celebración de los Laudes y de las Vísperas - Ficha de trabajo
8. El Oficio de Lectura y las otras Horas Significado actual del Oficio de lectura - La Palabra de Dios en el Oficio de lectura - La lectura de los Santos Padres - La lectura hagiográfica - Estructura de la celebración del Oficio de lectura - Las Vigilias - La Hora Intermedia y las Completas - Ficha de trabajo
9. Elementos del Oficio: los Salmos Los salmos, oración de Cristo y de la Iglesia - Sentido cristológico de los salmos - Géneros literarios de los salmos - Aprender a orar con los salmos - Ordenación de la salmodia en la Liturgia de las Horas - Otros elementos del Oficio Divino - Ficha de trabajo
sábado, 21 de agosto de 2010
martes, 10 de agosto de 2010

1. PARÁBOLA DEL REY
TEMAS POSIBLES
esperanza
generosidad
Dios
felicidad
egoismo
Iba yo pidiendo, de puerta en puerta por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba, maravillado, quién sería aquel Rey de Reyes.
Mis esperanzas volaron hasta el cielo y pensé que mis días malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas espontáneas, tesoros derramados por el polvo.
La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto, tú me tendiste tu diestra diciéndome:
—«¿Puedes darme alguna cosa?»
¡Ah, qué ocurrencia de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo y te lo di.
Pero qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré de no haber tenido corazón para dárteme todo!
Rabindranath TAGORE
PROPUESTA DE ACTIVIDADES
O Ponte en la situación del mendigo, cuando el rey le pide limosna. ¿Qué hubieras hecho tú?
O Haz un dibujo que refleje las actitudes del rey y otro del mendigo. Reflexiona sobre las diferencias sociales que observas en ambos.
O Escenifica la parábola en grupo e identifícate con el mendigo.
O Escribe esta parábola en forma de narración y léela después a tus amigos o en el grupo.
O Haz una descripción del mendigo y otra del rey.
O Prepara una moraleja y aplícala a distintas personas y situaciones.
O Busca un relato evangélico similar al tema central de la parábola.
domingo, 8 de agosto de 2010

EL SILENCIO DEL ALMA
En el silencio de tu alma se esconden los más bellos secretos de tu corazón.
El silencio no es la ausencia de sonidos, es un estado tranquilo en el que puedes oír lo que se mueve en tu interior con mayor claridad
En silencio se descubren maravillosas conversaciones que la palabra sería incapaz de pronunciar.
En el trabajo callado y tranquilo los dones de las personas se hacen visibles.
La palabra, cuando es clara y sincera, nos acerca a los demás, nos ayuda a darnos a conocer, nos muestra lo que los demás piensan y viven… el silencio es el mayor grado de comunicación que podemos conseguir con un ser humano.
Ábreme el cofre sagrado de tu silencio, comparte conmigo desde lo que eres, desde lo que vives, desde lo que lloras y desde donde te alegras… sin palabras.
Entraré de puntillas, sin hacer ruido, para no romper la hermosura que me ofreces a través de tu silencio...
El silencio es el mayor grado de comunicación.
martes, 29 de junio de 2010
jueves, 17 de junio de 2010


Hola hermanos,No soy su enemigo,Soy su hermano,el mas pequeño de todos sus hermanos.hoy les escribo con la oportunidad que eldivino padre me concedió,para decirles unas cuantas palabras y aclarar información que ustedes no tienen muy claras de mi religión.
Hermanos, como ustedes saben la iglesia católica y la cristiana o protestante como es mejor conocida, era una misma,hasta la llegada de Martin Lutero,que las separó por motivos que ya todos conocemos.
Pero yo hoy le digo,¿Por qué tratarnos como enemigos?,¿Por qué tratarnos como sí nuestro Dios no fuera el mismo?,como si el católico,adorada a otro Dios distinto a ustedes,ustedes preguntarán:¿Por qué en la iglesia católica creen en 3 dioses?,Pero yo con el gran respeto y amor que merecen,les voy a contestar,la iglesia católica no cree en 3 dioses distintos,por que Dios solo hay uno,nadie mas es Dios y nadie mas lo será,pero nosotros dividimos a Dios en tres,en un padre amoroso, en un hijo salvador y en un espíritu santo dador de vida.
También ustedes preguntarán,¿Por qué idolatran a los santos y a la virgen de Guadalupe?,Yo como el hermano,no carnal,si no, espiritual, les daré la respuesta.Nosotros no idolatramos a nadie,solo al divino padre, nosotros pedimos a los santos que nos ayuden en algún problema, enfermedad, para que el lleve nuestro sentir,al que todo lo puede, al Divino Padre.A la virgen de Guadalupe,Le pedimos algún favor, para que ella sea la encargada de llevársela y que se ha nuestra interceptora ante Dios,por que recuerden las bodas de Canaa,en donde el vino se agotó,en donde María le dijo a Jesús que convirtiera el agua en vino y por el hecho de ser su madre no se lo negó,nosotros aprovechando eso, le pedimos a la virgen de Guadalupe (Que es María), que le pida de favor a quien todo lo puede que nos ayude.
Se claramente que muchos católicos se han olvidado que la virgen de Guadalupe no hace milagros,Sino, el que lo realiza es el que todo lo ve y quien todo lo puede.
Hermanos, estoy convencido que ustedes preguntarán,¿Por qué los católicos veneran una cruz, por que se la cuelgan en el cuello?,bueno yo con amor sincero que les brindo, sino, que hoy mismo el que todo lo ve y todo lo puede me reprenda.
Les voy a responder a su duda,nosotros no veneramos a la cruz en si, si no,lo que en verdad hacemos, es que cada vez que miramos esa cruz,recordamos cada escupitajo, cada azote, cada caída,cada vez que Jesús grito de dolor,cada golpe, cada herida que recibió Cristo,en esa cruz recordamos,su pasión y muerte,recordamos,por quién murió,y no fue precisamente solo por los Judíos o por Pilatos, si no,por cada uno de nosotros,por que Jesús no vino a salvar salvos,sino, a pecadores,¡que tire la primera piedra quien este libre de pecado!.¡no mires solo la pelusa que tiene tu hermano en el ojo, si no,Mira primero el tronco que tienes en el tuyo!.¡como juzgues así serás juzgado!
Hermano otra duda que seguro tienen, es que ¿Por qué bautizamos desde temprana edad a los niño?,Yo les responderé, que por que Jesús nos dijo que fuéramos a bautizar( evangelista Mateo 28: 18-20).
He escuchado a un hermano nuestro, pastor es, cuyo nombre me guardo,decir que no existen 4 evangelios, si no, solamente uno,que es el libro de “hechos de los apóstoles”, que porque es el evangelio del santísimo espíritu santo.
Mi pregunta es,¿Qué acaso los otros 4 evangelios de los 4 evangelistas cuyos nombres son: Mateo, Lucas, Marcos y Juan, no son producto del espíritu santo?,que no dijo Jesús mi señor a sus discípulos,“no se preocupen por lo que van a decir,por que el espíritu santo los guiará”,que eso no aplica a los 4 evangelistas,porque todo el que hable en bien de Jesús,es guiado por el santísimo espíritu santo.
Otra cosa hermanos,quiero aclarar que los santos,de mi iglesia, que acepto que son demasiados,no son mas que Dios,ni siquiera lo igualan,son personas que llevaron una vida modesta, admirable por su fe y su servicio a nuestro señor.
El papa, ni los sacerdotes, tampoco los obispos, ni los ministros, cardenales, como también los pastores,nadie es Dios,sino, son servidores de cristo y representantes de cristo en la tierra.
Hermanos no nos miren a nosotros sus hermanos de otras religiones distintas a las de ustedes,como pecadores que mancharemos con nuestros pecados su blanca vestidura,no nos miren como, si no, fueran nuestros hermanos,porque nosotros, sí los recordamos cada día del señor,hasta hemos llegado a orar por ustedes,aunque ustedes no se percaten de eso,aunque cada día ustedes nos recuerdan no como sus hermanos, si no, como un terrible ogro que vino a destruir al mundo.
¡Los extrañamos!,¡Los amamos!,no nos tengan miedo,no mordemos, somos hermanos,recuerden las palabras que mi señor dejó a sus discípulos, así como a nosotros, el onceavo mandamiento, ¿lo recuerdan?, era,que nos amaramos los unos a los otros, como el nos ha amado,jamás dijo:
“Católico ama a tu hermano católico y el que no se ha de tu religión recházalo”,no, dijo, “Amense los unos a los otros, como yo los he amado”.
Hermanos recuerden que siempre habrá malos pastores que tratarán de engañar a sus ovejas, los hacen confundirse y los hacen pecar, no solo los católicos pecan, no solo los sacerdotes católicos violan niños o mujeres, también los hay de otras religiones, aunque se mantiene en secreto, recuerden lo que sucedió con Israel, que por culpa de unos cuantos cometieron una terrible equivocación, que el día de hoy todavía se lamentan por el error que cometieron hacen ya mas de dos mil años.
Hace poco tiempo escuche decir a nuestro hermano un pastor de una iglesia decir refiriéndose a la iglesia católica, como los lobos cuya piel de cordero, que habrían de confundir a las personas con palabras hermosas, como advirtió San Pablo Apostol que vendría.
Pero le recuerdo a mi hermano, no con tono molesto, mucho menos intolerante, sino, con tono respetuoso y con amor, por ser hijo de mi padre celestial, le contesto porque creo que tiene poca información sobre la iglesia católica, porque la iglesia católica, es la que más enérgicamente les habla a sus fieles, la que nada se inventa, la que no se basa en un solo versículo de la sagrada Biblia, el por ello que algunos han decidido desertar de la iglesia católica.
Hermanos pueden seguir creyendo lo que quieran, podrán señalarme de loco y de mentiroso, pero solo Dios sabe la verdad, pueden seguir criticando a la iglesia que pertenezco, mientras que nosotros seguiremos pidiendo ante DIOS todo poderoso por ustedes, para que vuelvan con nosotros.
No estamos molestos con ustedes, somos sus hermanos y siempre lo seremos.
Espero que Dios los bendiga, que los guíe y cuide, que encuentren siempre una respuesta a cada oración que realicen en bien de cada uno de sus hermanos, que no sufra su iglesia, lo que ha padecido la iglesia católica, se los dijo de todo corazón, aunque se que a lo mejor no me creen, pero solo Dios sabe que es la verdad, que todo lo que dije fue en representación de mi iglesia.
Solo me basta agradecerles a cada uno de ustedes que puso un poco de su atención a esta mi pequeña confesión, pero se claramente que muy pocos la guardarán en su corazón, como ustedes ya están en el mío, aunque no los conozca físicamente, pero que hubiera conocido si no hubiera barreras entre su religión a la de un servidor, pero que modestamente, les invito a venir a la iglesia que pertenezco, después aceptare gustoso si ustedes invitan a su hermano mas pequeño, que soy yo, a su iglesia.
Les invito a la iglesia que pertenezco, por que aquí, no se cierran las puertas a nadie, si no, siempre están abiertas para quien quiera entrar.
Sería el hombre mas feliz y le pido a nuestro señor que algún día me concediera mirar a la iglesia a la que pertenezco con su iglesia hermano, si no se pudiera unida, me conformaría no mirar a la iglesia católica siendo atacada por su iglesia hermana, ofendida o agredida, si no, trabajar junta para buscar evangelizar con la doctrina de cristo Jesús a la gente mas necesitada de su palabra ¿para que pelear?, si creemos en un mismo Dios, que importa como lo llamemos o como lo dividamos, Dios es único y nadie jamás ocupará su lugar.
Si tienen alguna duda extra o tienen un comentario, no duden en preguntarme o en brindarme su valioso comentario, buscare la forma de saciar sus comentarios y preguntas.Se despide su amigo y hermano...
Colaboración de Angel Ramón Vega LaraMéxico
Hermanos, como ustedes saben la iglesia católica y la cristiana o protestante como es mejor conocida, era una misma,hasta la llegada de Martin Lutero,que las separó por motivos que ya todos conocemos.
Pero yo hoy le digo,¿Por qué tratarnos como enemigos?,¿Por qué tratarnos como sí nuestro Dios no fuera el mismo?,como si el católico,adorada a otro Dios distinto a ustedes,ustedes preguntarán:¿Por qué en la iglesia católica creen en 3 dioses?,Pero yo con el gran respeto y amor que merecen,les voy a contestar,la iglesia católica no cree en 3 dioses distintos,por que Dios solo hay uno,nadie mas es Dios y nadie mas lo será,pero nosotros dividimos a Dios en tres,en un padre amoroso, en un hijo salvador y en un espíritu santo dador de vida.
También ustedes preguntarán,¿Por qué idolatran a los santos y a la virgen de Guadalupe?,Yo como el hermano,no carnal,si no, espiritual, les daré la respuesta.Nosotros no idolatramos a nadie,solo al divino padre, nosotros pedimos a los santos que nos ayuden en algún problema, enfermedad, para que el lleve nuestro sentir,al que todo lo puede, al Divino Padre.A la virgen de Guadalupe,Le pedimos algún favor, para que ella sea la encargada de llevársela y que se ha nuestra interceptora ante Dios,por que recuerden las bodas de Canaa,en donde el vino se agotó,en donde María le dijo a Jesús que convirtiera el agua en vino y por el hecho de ser su madre no se lo negó,nosotros aprovechando eso, le pedimos a la virgen de Guadalupe (Que es María), que le pida de favor a quien todo lo puede que nos ayude.
Se claramente que muchos católicos se han olvidado que la virgen de Guadalupe no hace milagros,Sino, el que lo realiza es el que todo lo ve y quien todo lo puede.
Hermanos, estoy convencido que ustedes preguntarán,¿Por qué los católicos veneran una cruz, por que se la cuelgan en el cuello?,bueno yo con amor sincero que les brindo, sino, que hoy mismo el que todo lo ve y todo lo puede me reprenda.
Les voy a responder a su duda,nosotros no veneramos a la cruz en si, si no,lo que en verdad hacemos, es que cada vez que miramos esa cruz,recordamos cada escupitajo, cada azote, cada caída,cada vez que Jesús grito de dolor,cada golpe, cada herida que recibió Cristo,en esa cruz recordamos,su pasión y muerte,recordamos,por quién murió,y no fue precisamente solo por los Judíos o por Pilatos, si no,por cada uno de nosotros,por que Jesús no vino a salvar salvos,sino, a pecadores,¡que tire la primera piedra quien este libre de pecado!.¡no mires solo la pelusa que tiene tu hermano en el ojo, si no,Mira primero el tronco que tienes en el tuyo!.¡como juzgues así serás juzgado!
Hermano otra duda que seguro tienen, es que ¿Por qué bautizamos desde temprana edad a los niño?,Yo les responderé, que por que Jesús nos dijo que fuéramos a bautizar( evangelista Mateo 28: 18-20).
He escuchado a un hermano nuestro, pastor es, cuyo nombre me guardo,decir que no existen 4 evangelios, si no, solamente uno,que es el libro de “hechos de los apóstoles”, que porque es el evangelio del santísimo espíritu santo.
Mi pregunta es,¿Qué acaso los otros 4 evangelios de los 4 evangelistas cuyos nombres son: Mateo, Lucas, Marcos y Juan, no son producto del espíritu santo?,que no dijo Jesús mi señor a sus discípulos,“no se preocupen por lo que van a decir,por que el espíritu santo los guiará”,que eso no aplica a los 4 evangelistas,porque todo el que hable en bien de Jesús,es guiado por el santísimo espíritu santo.
Otra cosa hermanos,quiero aclarar que los santos,de mi iglesia, que acepto que son demasiados,no son mas que Dios,ni siquiera lo igualan,son personas que llevaron una vida modesta, admirable por su fe y su servicio a nuestro señor.
El papa, ni los sacerdotes, tampoco los obispos, ni los ministros, cardenales, como también los pastores,nadie es Dios,sino, son servidores de cristo y representantes de cristo en la tierra.
Hermanos no nos miren a nosotros sus hermanos de otras religiones distintas a las de ustedes,como pecadores que mancharemos con nuestros pecados su blanca vestidura,no nos miren como, si no, fueran nuestros hermanos,porque nosotros, sí los recordamos cada día del señor,hasta hemos llegado a orar por ustedes,aunque ustedes no se percaten de eso,aunque cada día ustedes nos recuerdan no como sus hermanos, si no, como un terrible ogro que vino a destruir al mundo.
¡Los extrañamos!,¡Los amamos!,no nos tengan miedo,no mordemos, somos hermanos,recuerden las palabras que mi señor dejó a sus discípulos, así como a nosotros, el onceavo mandamiento, ¿lo recuerdan?, era,que nos amaramos los unos a los otros, como el nos ha amado,jamás dijo:
“Católico ama a tu hermano católico y el que no se ha de tu religión recházalo”,no, dijo, “Amense los unos a los otros, como yo los he amado”.
Hermanos recuerden que siempre habrá malos pastores que tratarán de engañar a sus ovejas, los hacen confundirse y los hacen pecar, no solo los católicos pecan, no solo los sacerdotes católicos violan niños o mujeres, también los hay de otras religiones, aunque se mantiene en secreto, recuerden lo que sucedió con Israel, que por culpa de unos cuantos cometieron una terrible equivocación, que el día de hoy todavía se lamentan por el error que cometieron hacen ya mas de dos mil años.
Hace poco tiempo escuche decir a nuestro hermano un pastor de una iglesia decir refiriéndose a la iglesia católica, como los lobos cuya piel de cordero, que habrían de confundir a las personas con palabras hermosas, como advirtió San Pablo Apostol que vendría.
Pero le recuerdo a mi hermano, no con tono molesto, mucho menos intolerante, sino, con tono respetuoso y con amor, por ser hijo de mi padre celestial, le contesto porque creo que tiene poca información sobre la iglesia católica, porque la iglesia católica, es la que más enérgicamente les habla a sus fieles, la que nada se inventa, la que no se basa en un solo versículo de la sagrada Biblia, el por ello que algunos han decidido desertar de la iglesia católica.
Hermanos pueden seguir creyendo lo que quieran, podrán señalarme de loco y de mentiroso, pero solo Dios sabe la verdad, pueden seguir criticando a la iglesia que pertenezco, mientras que nosotros seguiremos pidiendo ante DIOS todo poderoso por ustedes, para que vuelvan con nosotros.
No estamos molestos con ustedes, somos sus hermanos y siempre lo seremos.
Espero que Dios los bendiga, que los guíe y cuide, que encuentren siempre una respuesta a cada oración que realicen en bien de cada uno de sus hermanos, que no sufra su iglesia, lo que ha padecido la iglesia católica, se los dijo de todo corazón, aunque se que a lo mejor no me creen, pero solo Dios sabe que es la verdad, que todo lo que dije fue en representación de mi iglesia.
Solo me basta agradecerles a cada uno de ustedes que puso un poco de su atención a esta mi pequeña confesión, pero se claramente que muy pocos la guardarán en su corazón, como ustedes ya están en el mío, aunque no los conozca físicamente, pero que hubiera conocido si no hubiera barreras entre su religión a la de un servidor, pero que modestamente, les invito a venir a la iglesia que pertenezco, después aceptare gustoso si ustedes invitan a su hermano mas pequeño, que soy yo, a su iglesia.
Les invito a la iglesia que pertenezco, por que aquí, no se cierran las puertas a nadie, si no, siempre están abiertas para quien quiera entrar.
Sería el hombre mas feliz y le pido a nuestro señor que algún día me concediera mirar a la iglesia a la que pertenezco con su iglesia hermano, si no se pudiera unida, me conformaría no mirar a la iglesia católica siendo atacada por su iglesia hermana, ofendida o agredida, si no, trabajar junta para buscar evangelizar con la doctrina de cristo Jesús a la gente mas necesitada de su palabra ¿para que pelear?, si creemos en un mismo Dios, que importa como lo llamemos o como lo dividamos, Dios es único y nadie jamás ocupará su lugar.
Si tienen alguna duda extra o tienen un comentario, no duden en preguntarme o en brindarme su valioso comentario, buscare la forma de saciar sus comentarios y preguntas.Se despide su amigo y hermano...
Colaboración de Angel Ramón Vega LaraMéxico
domingo, 13 de junio de 2010

Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. - Juan 4:11.En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz. - Efesios 5:8.Dios es amor, Dios es luz. Estos dos aspectos de su gloria no deben confundirse,, uno es tan importante como el otro. Cada uno de ellos se manifiesta en las naciones y las intervenciones del Creador para con el hombre. El amor de Dios hacia el hombre toma carácter de gracia, porque el estado de pecado de este último hace necesario el despliegue de esta gracia. La luz se muestra en su infinita santidad que rechaza el mal y lo juzga. La cruz de Cristo fue la perfecta manifestación de esos dos aspectos de la gloria de Dios: permitió a Dios salvar al pecador, quitando el pecado que su divina santidad no podía tolerar, todo ello mediante la muerte expiatoria del Redentor. La nueva vida recibida por la fe y comunicada al creyente por el Espíritu Santo tiene los caracteres de su fuente. Esta vida viene de Dios. Ella ama y así da prueba de su divino origen: “Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios” (1 Juan 4:7). El amor es, pues, el fruto y la manifestación de la naturaleza divina del creyente. El otro carácter fundamental de la naturaleza divina, la luz, hace de los redimidos “hijos de luz”, llamados a hacerla brillar en la noche moral de este mundo, por medio de la verdad, la honestidad, el olvido de sí, la pureza... en contraste con la mentira, el fraude, el egoísmo y la inmoralidad (Filipenses 2:15, Romanos 13:12-14).
viernes, 11 de junio de 2010
viernes, 4 de junio de 2010
UNA HISTORIA DE AMOR

Historia del amor
Un día cuando el mundo estaba como perdido, estaban todos los sentimientos reunidos para arreglar la situación, cuando de repente dice la inteligencia
-¡Ya se como podemos pasar los días mejor!- por supuesto ella siempre tan inteligente
-¡Jugaremos a los escondidos!-
Pero de repente se presentó otro problema, a la tristeza como siempre, tan triste, no le alegraba el juego, y el aburrimiento no quería jugar porque decía que el juego no le entretenía, que para el era mejor pasar los días tras una piedra.
La alegría, que no era fácil de controlar, siempre tan alegre, no escuchó nada.
Pero aún faltaba la esperanza, el amor, la pasión y la ternura.
Ésta última era tan tierna, decía que para ella era difícil esos tipos de juegos, que mejor se pasaba los días en los campos respirando el perfume de las flores.
La pasión, siempre tan apasionada, estaba pensando en qué haría luego.
En eso llega el amor y dice:
– No se por qué están tan desalentados, y comenzó a brindarle amor a cada uno de los sentimientos que estaban presentes.
Cuando de repente llegó la esperanza y comenzó a ayudar al amor sin decir una palabra y sin cansarse hasta alegrarlos a todos.
Cuando ya estaban todos los sentimientos motivados, dice la alegría:
– Yo me quedaré, escóndanse todos que yo los encontraré –
La alegría cuenta hasta mil y comienza a buscarlos. A los pocos metros encontró al aburrimiento, aburrido tras una piedra. Unos minutos más tarde, encontró a la pasión y la ternura en los campos de flores muy apasionados jugando entre los pétalos. Siguió buscando y entre las ramas de los árboles encontró a la tristeza muy triste porque ya no le gustaba el juego.
La esperanza, siempre tan buena, se descubrió para ayudar a la tristeza.
Cuando el juego estaba terminando se hacía más difícil, ya que faltaba el amor y la inteligencia.
La alegría regreso al árbol donde había contado y encontró a la inteligencia detrás de éste, aún faltaba el amor. Entonces la tristeza se detuvo y se dijo así misma:
– He buscado por todas partes y no he visto nada, ya sé donde puedo encontrarlo –
Y se dirigió al rosal que estaba muy cerca de allí. Cuando estaba muy silencioso buscando, escucha unos gritos entre las ramas como si estuvieran llorando o lamentándose de algo.
La alegría se dirigió hacia las ramas y descubrió al amor enredado entre las espinas y con los ojos ensangrentados, entonces la alegría le dijo:
– Perdóname amor, se que por mi culpa ahora te sientes mal, se que te debo la vida, no me abandones, que yo nunca te abandonaré.
Por eso se dice que el amor es ciego y la alegría siempre lo acompaña.
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jueves, 3 de junio de 2010
miércoles, 2 de junio de 2010
DIOS Y EL GRANJERO
Home Pensamientos Reflexiones Poemas Contacto
Dios y el granjero
Cuentan que hace años Dios decidió bajar a la Tierra, para percatarse de cómo andaban las cosas, viéndolas y sintiéndolas tan de cerca como los mismos hombres.
Decidió vestirse de blanco y entrevistarse con el hombre más inteligente de una comunidad de granjeros.
Los sabios de aquella región escogida dialogaron a fin de designar a uno de ellos para la gran entrevista, que se llevaría a cabo en la cima de la montaña más cercana.
Se eligió a un granjero viejo al cual le encargaron algunos cuestionamientos para ser planteados al creador. Aquel viejo se armó de valor y se acercó a la luz blanca donde estaba Dios.
Con voz nerviosa empezó a decirle:
-Puede ser que seas Dios y que hayas creado este mundo. Probablemente has hecho todas las cosas bien, pero por lo que yo he aprendido en los campos, tú no sabes nada de agricultura; qué bueno que has bajado a la Tierra a enterarte, porque tienes cosas que aprender y rectificar.
-Con gusto me pongo a tu disposición –afirmó Dios-. Escucharé tus consejos y todo lo que señales me interesará.
-Yo creo –contestó el anciano- que hay muchos errores en eso de los ciclos de la luna, el sol y las estrellas; en lo referente a las tempestades y terremotos, pero para no abrumarte, los sabios de mi pueblo sugieren que nos des el tiempo de un año, y las cosas se hagan a nuestra manera.
Veremos lo que pasa, estamos seguros de que al corregir eso, nadie en el pueblo padecerá pobreza.
-¿Qué es lo que piden? –preguntó el Altísimo.
-Que en estos doce meses no queremos truenos, ni nubarrones, mucho menos ventarrones, , ni plagas para las cosechas, ni demasiado calor.
Queremos que todo sea confortable para la tierra, perfecto para el trigo, los viñedos y las flores.
Dios estuvo de acuerdo con las peticiones y condiciones del granjero.
Se fueron cumpliendo una a una. Todo fue confortable, cómodo, a favor; el sol cálido, la lluvia dulce y mansa, todas las cosas eran lógicas y perfectas, el trigo y las plantas crecían mucho más que en años anteriores.
Al término del plazo, Dios se presentó en los campos del granjero. Este orgullosamente le dijo:
-Mira, Señor, ¡Cómo van de bien las siembras! Observa y toma consejo sobre lo que son buenas cosechas. Esta vez los frutos de todos sí valdrán la pena, por muchos años tendrán bastante comida aunque no trabajen.
Pero llegó el tiempo de levantar las cosechas, y ante la sorpresa de todos los pobladores de la región, la vaina no tenía trigo, las naranjas estaban insípidas, las rosas carecían de aroma.
-¡Señor! –preguntó el granjero-. ¿Qué pudo haber pasado para que todo sucediera así?
-El error estuvo –contestó Dios- en que eliminaron los elementos naturales que dan la fuerza con la que germina y crece la semilla.
Los ventarrones, los truenos y los relámpagos son indispensables para madurar el alma de las cosechas.
Autor desconocido
Dios y el granjero
Cuentan que hace años Dios decidió bajar a la Tierra, para percatarse de cómo andaban las cosas, viéndolas y sintiéndolas tan de cerca como los mismos hombres.
Decidió vestirse de blanco y entrevistarse con el hombre más inteligente de una comunidad de granjeros.
Los sabios de aquella región escogida dialogaron a fin de designar a uno de ellos para la gran entrevista, que se llevaría a cabo en la cima de la montaña más cercana.
Se eligió a un granjero viejo al cual le encargaron algunos cuestionamientos para ser planteados al creador. Aquel viejo se armó de valor y se acercó a la luz blanca donde estaba Dios.
Con voz nerviosa empezó a decirle:
-Puede ser que seas Dios y que hayas creado este mundo. Probablemente has hecho todas las cosas bien, pero por lo que yo he aprendido en los campos, tú no sabes nada de agricultura; qué bueno que has bajado a la Tierra a enterarte, porque tienes cosas que aprender y rectificar.
-Con gusto me pongo a tu disposición –afirmó Dios-. Escucharé tus consejos y todo lo que señales me interesará.
-Yo creo –contestó el anciano- que hay muchos errores en eso de los ciclos de la luna, el sol y las estrellas; en lo referente a las tempestades y terremotos, pero para no abrumarte, los sabios de mi pueblo sugieren que nos des el tiempo de un año, y las cosas se hagan a nuestra manera.
Veremos lo que pasa, estamos seguros de que al corregir eso, nadie en el pueblo padecerá pobreza.
-¿Qué es lo que piden? –preguntó el Altísimo.
-Que en estos doce meses no queremos truenos, ni nubarrones, mucho menos ventarrones, , ni plagas para las cosechas, ni demasiado calor.
Queremos que todo sea confortable para la tierra, perfecto para el trigo, los viñedos y las flores.
Dios estuvo de acuerdo con las peticiones y condiciones del granjero.
Se fueron cumpliendo una a una. Todo fue confortable, cómodo, a favor; el sol cálido, la lluvia dulce y mansa, todas las cosas eran lógicas y perfectas, el trigo y las plantas crecían mucho más que en años anteriores.
Al término del plazo, Dios se presentó en los campos del granjero. Este orgullosamente le dijo:
-Mira, Señor, ¡Cómo van de bien las siembras! Observa y toma consejo sobre lo que son buenas cosechas. Esta vez los frutos de todos sí valdrán la pena, por muchos años tendrán bastante comida aunque no trabajen.
Pero llegó el tiempo de levantar las cosechas, y ante la sorpresa de todos los pobladores de la región, la vaina no tenía trigo, las naranjas estaban insípidas, las rosas carecían de aroma.
-¡Señor! –preguntó el granjero-. ¿Qué pudo haber pasado para que todo sucediera así?
-El error estuvo –contestó Dios- en que eliminaron los elementos naturales que dan la fuerza con la que germina y crece la semilla.
Los ventarrones, los truenos y los relámpagos son indispensables para madurar el alma de las cosechas.
Autor desconocido
domingo, 23 de mayo de 2010
PENTECOSTES 2010
Poema Oración
¿Dónde estás; pues tengo el compromiso
de entregarte mi vida y mi esperanza?
Tus cuadros son de llamas y paloma,
lenguas de viento y ruido de prestancia.
¿Cómo te beso el rastro de tus pasos,
si a los cielos subir me es imposible
y si acerco mi rostro a la candela
obtendré redolor grande y terrible?
El Maestro me ha dicho, que eres Uno,
Persona igual que El Mismo y que El Creador...
Por lo tanto, la lógica me dice
que puedo a Ti besarte con mi voz.
Repartes donaciones y milagros
a todos los que te aman con su Fe.
Amor, Sabiduría, Fuerza y Potencia,
sin pedirlo, lo envías para su bien.
Al hombre que te nombra y que te busca
inúndelo Tu Ser de brisa rosa,
cominos de jazmín, dulce de aguada
y bandeja de pan con tila hermosa.
¡OH mi Señor y Dios, que dulce vienen
tus alas a envolver al hombre, entero!
¡Que sencillo dormir, entre los brazos,
de la Llama que inunda Tu Lucero!
De donde hemos venido y donde vamos
ya no importa ni quiere conocerse.
Lo extraño y lo grandioso, ya no importa,
pues Tu Rayo destruye el convencerse.
Tú estás aquí. Ya sobra el pensamiento.
Pues transmites Al Padre y Al Maestro,
Los Ángeles, Los Santos y La Madre,
con el suspiro que nos cala presto..
Que no se pierda nadie el infinito
rociado de belleza incontenible,
tus jardines de birlas derramadas
y la casa de cuento insostenible.
Que te amen y besen por la noche
y que luchen en Ley durante el día.
Que sigan a Jesús y sus preceptos,
olvidando el diamante de porfía.
***
Había una vez en vuelo una Paloma
que llevaba en el Pico los laureles
y posando su Cuerpo sobre un barco
hizo al Mundo tener Nuevos Claveles
Jesús de Torres Cabezudo
¿Dónde estás; pues tengo el compromiso
de entregarte mi vida y mi esperanza?
Tus cuadros son de llamas y paloma,
lenguas de viento y ruido de prestancia.
¿Cómo te beso el rastro de tus pasos,
si a los cielos subir me es imposible
y si acerco mi rostro a la candela
obtendré redolor grande y terrible?
El Maestro me ha dicho, que eres Uno,
Persona igual que El Mismo y que El Creador...
Por lo tanto, la lógica me dice
que puedo a Ti besarte con mi voz.
Repartes donaciones y milagros
a todos los que te aman con su Fe.
Amor, Sabiduría, Fuerza y Potencia,
sin pedirlo, lo envías para su bien.
Al hombre que te nombra y que te busca
inúndelo Tu Ser de brisa rosa,
cominos de jazmín, dulce de aguada
y bandeja de pan con tila hermosa.
¡OH mi Señor y Dios, que dulce vienen
tus alas a envolver al hombre, entero!
¡Que sencillo dormir, entre los brazos,
de la Llama que inunda Tu Lucero!
De donde hemos venido y donde vamos
ya no importa ni quiere conocerse.
Lo extraño y lo grandioso, ya no importa,
pues Tu Rayo destruye el convencerse.
Tú estás aquí. Ya sobra el pensamiento.
Pues transmites Al Padre y Al Maestro,
Los Ángeles, Los Santos y La Madre,
con el suspiro que nos cala presto..
Que no se pierda nadie el infinito
rociado de belleza incontenible,
tus jardines de birlas derramadas
y la casa de cuento insostenible.
Que te amen y besen por la noche
y que luchen en Ley durante el día.
Que sigan a Jesús y sus preceptos,
olvidando el diamante de porfía.
***
Había una vez en vuelo una Paloma
que llevaba en el Pico los laureles
y posando su Cuerpo sobre un barco
hizo al Mundo tener Nuevos Claveles
Jesús de Torres Cabezudo
jueves, 13 de mayo de 2010
BUSCAR A DIOS
BUSCAR A DIOS EN LA PIEDAD *
–Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes...
Estamos cara a cara con Dios. El Señor nos ve y nos escucha en este rato.
El Apóstol Juan cuenta cómo pasó con Jesús una tarde. Fueron él y otro detrás de Jesús, «
y vieron donde vivía y se quedaron con Él».
Según iban pasando el tiempo se encontraría más a gusto con el Señor, hablando de todo, de lo divino y de lo humano.
Un conocido periodista alemán, que había sido un ferviente militante comunista, cuenta que fue decisivo para su conversión la asistencia a una boda.
Allí vio a muchas personas que estaban distraídas, mientras que el sacerdote, los novios y unos pocos más, están metidos en la ceremonia, se les veía muy a gusto conectando con Dios.
Entonces pensó, y lo puso por escrito más tarde: «
me sentí muy sorprendido por las posibilidades que ofrece rezar y meditar».
Es lo mismo que le pasó a Juan aquella tarde junto al Señor, hablando de todo con Jesús.
Descubrir que el Señor está de verdad a junto a nosotros, y que nos escucha, es la clave para estar a gusto con Él y pasar tiempo a su lado. Esto es ser piadosos.
Pero ¿cómo se logra ser realmente piadosos? ¿qué hacer para conectar con el Señor?
Aunque todos tenemos experiencia de momentos en los que se nos hace cuesta arriba. La verdad es que conectar con Dios es sencillo.
Esto me recuerda lo que oí hace poco viendo una exposición del Barroco español. Allí había de todo: inconfundibles Murillos, esculturas de Montañés, el Góngora de Velázquez, las llamativas telas blancas plegadas de Zurbarán…
Tres chicos de unos quince o dieciséis años, estudiantes de un instituto de la ciudad estaban delante de un famoso cuadro de Valdés Leal que representa muy bien la muerte y decían:
que asco, ¿a quién se le ocurre? ¿Por qué nos habrán mandado venir a ver todo esto?
Era evidente que no terminaban en conectar con el arte. Quizá llegar a saber contemplar una obra de arte exija educación y tiempo. Pero contemplar a Dios es sencillo.
Se trata sencillamente de saber que Dios está junto a nosotros, tal como nos lo ha:
Yo estaré con vosotros todos los días hasta el final del mundo.
Hay que comenzar con un acto de fe: Señor creo que eso que Tú dices es verdad. Creo firmemente que estás aquí.
Se trata de poner nuestra fe en acto. Intentar encender nuestro amor.
San Josemaría, en uno de sus últimos viajes a América, tuvo que encender una vela delante de una imagen. La cerilla se resistía a prenderse, y él, ante esa circunstancia en la que, cualquiera de nosotros hubiera comentado: las cerillas de ahora no son como las de antes, dijo:
–Así nos pasa a nosotros cuando nos resistimos a las gracias que Dios nos da. Hay que tener un poco de paciencia, insistir (seguía intentado que la cerilla prendiese) y ya está.
Es un suceso corriente, pero que pone de manifiesto que la fe le llevaba a San Josemaría a saber que Dios estaba a su lado en todas las circunstancias.
Y que lo nuestro es intentar encender la vela de la oración continuamente. Pero ¿por qué en la práctica nos resulta difícil actuar cómo si Dios estuviera junto a nosotros?
Pienso que la dificultad puede estar en nuestra cabeza, en nuestra imaginación, que está llena de «
sapos».
De esos «
sapos» de los que habla Teresa de Jesús cuando una persona entra en la primera estancia del «castillo» de la oración.
Por eso hay que pedirle ayuda al Señor, y hacer un breve acto de fe: Señor tu estás aquí, y creo «
que me ves, que me oyes» decía San Josemaría.
Él añadía: con cuanta necesidad de mi alma escribí estás palabras, porque tenía necesidad de saber, de reafirmar, que el Señor me oía, y ahí las dejé para siempre, como oración preparatoria.
–
Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.
No está escondido en el sagrario, vigilando como un policía. Está aquí con nosotros, porque es de nuestra familia.
Si hemos de tener presente al Señor en todo lo que hacemos, especialmente conviene hacer este acto de fe en las prácticas de piedad: cuando rezamos el Rosario, cuando hacemos una visita al Santísimo, cuando saludamos rápido al Señor en el sagrario con una genuflexión...
Todos estos actos de piedad se pueden hacer realmente, pero hacerlos sin el Señor, sin tener conciencia viva y real de que estamos tratándole.
Entonces la piedad no sería piedad, sino rutinaria repetición de actos sin vida: como el que está fumando y no se da cuenta de que enciende otro cigarrillo.
Puede ser repetición rutinaria o búsqueda de cumplir: para estar a gusto con uno mismo y estar en paz con Dios: ya he rezado el Rosario, ya me he quitado la lectura espiritual; todavía me queda mucho para terminar los rezos el día de hoy.
En definitiva es hipocresía, si se hace pensando en lo que esperan los demás que yo haga.
Hipocresía es palabra muy fuerte en la actualidad, pero el Señor la emplea mucho con los que cumplen con lo que hay que hacer pero sin vida.
Parece que es muy raro la hipocresía hoy día. Estamos en una cultura de sinceridad, de espontaneidad.
Pero realmente estamos también en una cultura hipócrita, en el sentido de que hay que actuar según lo que esperan los demás de uno.
En algunos ambientes se espera que lleves pantalones caídos (me han dicho alguno que los llevan que son muy molestos, pero que uno acaba acostumbrándose).
En otros ambientes no se puede decir algo políticamente incorrecto. Por ejemplo en una reunión de amigos está mal visto decir, que uno se va a su casa porque lo espera pronto su mujer. Lo tomarían a uno como si estuviera subyugado por su consorte.
Lo nuestro es conectar con Dios, y a rechazar todo lo que sea rutina o apariencia. Cultivar la apariencia nos llena de vacío.
En cambio cultivar la piedad no es cuestión de cumplir algo, o de hacerlo porque nos lo hemos propuesto.
Es posible rezar sin descubrir a Dios y seguir pensando que Dios es algo impersonal y vago. Se pueden hacer oraciones y no tener intimidad con el Señor.
No podemos ir a Misa por costumbre o porque lo tengo que hacer, por obligación
Rezar es conectar con Dios, establecer comunicación, descubrirlo. Rezar no es dirigirse a algo abstracto.
Dios no es una hipótesis filosófica, dice Benedicto XVI; no es algo que “tal vez exista”; sino que nosotros lo conocemos y Él nos conoce a nosotros. Y podemos conocerlo cada vez mejor, si permanecemos en diálogo con Él. Tenemos certeza de Dios aunque calle.
Aquél periodista también alemán, se sorprendía sobre las «posibilidades» de la oración.
Pero no son posibilidades «mágicas». Porque no la oración no es eso.
Efectivamente hay gente que reza como si la oración fuese la lámpara de Aladino, que si la froto se me conceden mis deseos.
La oración sería una lámpara un tanto estropeada, porque a veces funciona estupendamente, y a veces no.
Otros piensan que las «posibilidades» de la oración consisten en un sistema de urgencia, que debe ser empleado sólo en caso de necesidad.
Pero eso no es lo que pensarían Juan y el otro discípulo cuanto estuvieron toda una tarde con el Señor
Lo mismo que no pensamos nosotros así cuando salimos después de haber hecho bien un curso de retiro. Nuestra alma está suave, porque ha pasado mucho tiempo contemplando a Dios.
Así estaba María, no le quitaba ojo. El Niño no habla, pero habla, lo hacía con sus gestos, con su mirada. Se comunica con su Madre que observa todos sus movimientos y escucha cualquier ruido que haga.
–
Señora alcánzanos la piedad que nos permite ver la presencia de Jesús en el mundo.
–Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes...
Estamos cara a cara con Dios. El Señor nos ve y nos escucha en este rato.
El Apóstol Juan cuenta cómo pasó con Jesús una tarde. Fueron él y otro detrás de Jesús, «
y vieron donde vivía y se quedaron con Él».
Según iban pasando el tiempo se encontraría más a gusto con el Señor, hablando de todo, de lo divino y de lo humano.
Un conocido periodista alemán, que había sido un ferviente militante comunista, cuenta que fue decisivo para su conversión la asistencia a una boda.
Allí vio a muchas personas que estaban distraídas, mientras que el sacerdote, los novios y unos pocos más, están metidos en la ceremonia, se les veía muy a gusto conectando con Dios.
Entonces pensó, y lo puso por escrito más tarde: «
me sentí muy sorprendido por las posibilidades que ofrece rezar y meditar».
Es lo mismo que le pasó a Juan aquella tarde junto al Señor, hablando de todo con Jesús.
Descubrir que el Señor está de verdad a junto a nosotros, y que nos escucha, es la clave para estar a gusto con Él y pasar tiempo a su lado. Esto es ser piadosos.
Pero ¿cómo se logra ser realmente piadosos? ¿qué hacer para conectar con el Señor?
Aunque todos tenemos experiencia de momentos en los que se nos hace cuesta arriba. La verdad es que conectar con Dios es sencillo.
Esto me recuerda lo que oí hace poco viendo una exposición del Barroco español. Allí había de todo: inconfundibles Murillos, esculturas de Montañés, el Góngora de Velázquez, las llamativas telas blancas plegadas de Zurbarán…
Tres chicos de unos quince o dieciséis años, estudiantes de un instituto de la ciudad estaban delante de un famoso cuadro de Valdés Leal que representa muy bien la muerte y decían:
que asco, ¿a quién se le ocurre? ¿Por qué nos habrán mandado venir a ver todo esto?
Era evidente que no terminaban en conectar con el arte. Quizá llegar a saber contemplar una obra de arte exija educación y tiempo. Pero contemplar a Dios es sencillo.
Se trata sencillamente de saber que Dios está junto a nosotros, tal como nos lo ha:
Yo estaré con vosotros todos los días hasta el final del mundo.
Hay que comenzar con un acto de fe: Señor creo que eso que Tú dices es verdad. Creo firmemente que estás aquí.
Se trata de poner nuestra fe en acto. Intentar encender nuestro amor.
San Josemaría, en uno de sus últimos viajes a América, tuvo que encender una vela delante de una imagen. La cerilla se resistía a prenderse, y él, ante esa circunstancia en la que, cualquiera de nosotros hubiera comentado: las cerillas de ahora no son como las de antes, dijo:
–Así nos pasa a nosotros cuando nos resistimos a las gracias que Dios nos da. Hay que tener un poco de paciencia, insistir (seguía intentado que la cerilla prendiese) y ya está.
Es un suceso corriente, pero que pone de manifiesto que la fe le llevaba a San Josemaría a saber que Dios estaba a su lado en todas las circunstancias.
Y que lo nuestro es intentar encender la vela de la oración continuamente. Pero ¿por qué en la práctica nos resulta difícil actuar cómo si Dios estuviera junto a nosotros?
Pienso que la dificultad puede estar en nuestra cabeza, en nuestra imaginación, que está llena de «
sapos».
De esos «
sapos» de los que habla Teresa de Jesús cuando una persona entra en la primera estancia del «castillo» de la oración.
Por eso hay que pedirle ayuda al Señor, y hacer un breve acto de fe: Señor tu estás aquí, y creo «
que me ves, que me oyes» decía San Josemaría.
Él añadía: con cuanta necesidad de mi alma escribí estás palabras, porque tenía necesidad de saber, de reafirmar, que el Señor me oía, y ahí las dejé para siempre, como oración preparatoria.
–
Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.
No está escondido en el sagrario, vigilando como un policía. Está aquí con nosotros, porque es de nuestra familia.
Si hemos de tener presente al Señor en todo lo que hacemos, especialmente conviene hacer este acto de fe en las prácticas de piedad: cuando rezamos el Rosario, cuando hacemos una visita al Santísimo, cuando saludamos rápido al Señor en el sagrario con una genuflexión...
Todos estos actos de piedad se pueden hacer realmente, pero hacerlos sin el Señor, sin tener conciencia viva y real de que estamos tratándole.
Entonces la piedad no sería piedad, sino rutinaria repetición de actos sin vida: como el que está fumando y no se da cuenta de que enciende otro cigarrillo.
Puede ser repetición rutinaria o búsqueda de cumplir: para estar a gusto con uno mismo y estar en paz con Dios: ya he rezado el Rosario, ya me he quitado la lectura espiritual; todavía me queda mucho para terminar los rezos el día de hoy.
En definitiva es hipocresía, si se hace pensando en lo que esperan los demás que yo haga.
Hipocresía es palabra muy fuerte en la actualidad, pero el Señor la emplea mucho con los que cumplen con lo que hay que hacer pero sin vida.
Parece que es muy raro la hipocresía hoy día. Estamos en una cultura de sinceridad, de espontaneidad.
Pero realmente estamos también en una cultura hipócrita, en el sentido de que hay que actuar según lo que esperan los demás de uno.
En algunos ambientes se espera que lleves pantalones caídos (me han dicho alguno que los llevan que son muy molestos, pero que uno acaba acostumbrándose).
En otros ambientes no se puede decir algo políticamente incorrecto. Por ejemplo en una reunión de amigos está mal visto decir, que uno se va a su casa porque lo espera pronto su mujer. Lo tomarían a uno como si estuviera subyugado por su consorte.
Lo nuestro es conectar con Dios, y a rechazar todo lo que sea rutina o apariencia. Cultivar la apariencia nos llena de vacío.
En cambio cultivar la piedad no es cuestión de cumplir algo, o de hacerlo porque nos lo hemos propuesto.
Es posible rezar sin descubrir a Dios y seguir pensando que Dios es algo impersonal y vago. Se pueden hacer oraciones y no tener intimidad con el Señor.
No podemos ir a Misa por costumbre o porque lo tengo que hacer, por obligación
Rezar es conectar con Dios, establecer comunicación, descubrirlo. Rezar no es dirigirse a algo abstracto.
Dios no es una hipótesis filosófica, dice Benedicto XVI; no es algo que “tal vez exista”; sino que nosotros lo conocemos y Él nos conoce a nosotros. Y podemos conocerlo cada vez mejor, si permanecemos en diálogo con Él. Tenemos certeza de Dios aunque calle.
Aquél periodista también alemán, se sorprendía sobre las «posibilidades» de la oración.
Pero no son posibilidades «mágicas». Porque no la oración no es eso.
Efectivamente hay gente que reza como si la oración fuese la lámpara de Aladino, que si la froto se me conceden mis deseos.
La oración sería una lámpara un tanto estropeada, porque a veces funciona estupendamente, y a veces no.
Otros piensan que las «posibilidades» de la oración consisten en un sistema de urgencia, que debe ser empleado sólo en caso de necesidad.
Pero eso no es lo que pensarían Juan y el otro discípulo cuanto estuvieron toda una tarde con el Señor
Lo mismo que no pensamos nosotros así cuando salimos después de haber hecho bien un curso de retiro. Nuestra alma está suave, porque ha pasado mucho tiempo contemplando a Dios.
Así estaba María, no le quitaba ojo. El Niño no habla, pero habla, lo hacía con sus gestos, con su mirada. Se comunica con su Madre que observa todos sus movimientos y escucha cualquier ruido que haga.
–
Señora alcánzanos la piedad que nos permite ver la presencia de Jesús en el mundo.
BUSCAR A DIOS
BUSCAR A DIOS EN LA PIEDAD *
–Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes...
Estamos cara a cara con Dios. El Señor nos ve y nos escucha en este rato.
El Apóstol Juan cuenta cómo pasó con Jesús una tarde. Fueron él y otro detrás de Jesús, «
y vieron donde vivía y se quedaron con Él».
Según iban pasando el tiempo se encontraría más a gusto con el Señor, hablando de todo, de lo divino y de lo humano.
Un conocido periodista alemán, que había sido un ferviente militante comunista, cuenta que fue decisivo para su conversión la asistencia a una boda.
Allí vio a muchas personas que estaban distraídas, mientras que el sacerdote, los novios y unos pocos más, están metidos en la ceremonia, se les veía muy a gusto conectando con Dios.
Entonces pensó, y lo puso por escrito más tarde: «
me sentí muy sorprendido por las posibilidades que ofrece rezar y meditar».
Es lo mismo que le pasó a Juan aquella tarde junto al Señor, hablando de todo con Jesús.
Descubrir que el Señor está de verdad a junto a nosotros, y que nos escucha, es la clave para estar a gusto con Él y pasar tiempo a su lado. Esto es ser piadosos.
Pero ¿cómo se logra ser realmente piadosos? ¿qué hacer para conectar con el Señor?
Aunque todos tenemos experiencia de momentos en los que se nos hace cuesta arriba. La verdad es que conectar con Dios es sencillo.
Esto me recuerda lo que oí hace poco viendo una exposición del Barroco español. Allí había de todo: inconfundibles Murillos, esculturas de Montañés, el Góngora de Velázquez, las llamativas telas blancas plegadas de Zurbarán…
Tres chicos de unos quince o dieciséis años, estudiantes de un instituto de la ciudad estaban delante de un famoso cuadro de Valdés Leal que representa muy bien la muerte y decían:
que asco, ¿a quién se le ocurre? ¿Por qué nos habrán mandado venir a ver todo esto?
Era evidente que no terminaban en conectar con el arte. Quizá llegar a saber contemplar una obra de arte exija educación y tiempo. Pero contemplar a Dios es sencillo.
Se trata sencillamente de saber que Dios está junto a nosotros, tal como nos lo ha:
Yo estaré con vosotros todos los días hasta el final del mundo.
Hay que comenzar con un acto de fe: Señor creo que eso que Tú dices es verdad. Creo firmemente que estás aquí.
Se trata de poner nuestra fe en acto. Intentar encender nuestro amor.
San Josemaría, en uno de sus últimos viajes a América, tuvo que encender una vela delante de una imagen. La cerilla se resistía a prenderse, y él, ante esa circunstancia en la que, cualquiera de nosotros hubiera comentado: las cerillas de ahora no son como las de antes, dijo:
–Así nos pasa a nosotros cuando nos resistimos a las gracias que Dios nos da. Hay que tener un poco de paciencia, insistir (seguía intentado que la cerilla prendiese) y ya está.
Es un suceso corriente, pero que pone de manifiesto que la fe le llevaba a San Josemaría a saber que Dios estaba a su lado en todas las circunstancias.
Y que lo nuestro es intentar encender la vela de la oración continuamente. Pero ¿por qué en la práctica nos resulta difícil actuar cómo si Dios estuviera junto a nosotros?
Pienso que la dificultad puede estar en nuestra cabeza, en nuestra imaginación, que está llena de «
sapos».
De esos «
sapos» de los que habla Teresa de Jesús cuando una persona entra en la primera estancia del «castillo» de la oración.
Por eso hay que pedirle ayuda al Señor, y hacer un breve acto de fe: Señor tu estás aquí, y creo «
que me ves, que me oyes» decía San Josemaría.
Él añadía: con cuanta necesidad de mi alma escribí estás palabras, porque tenía necesidad de saber, de reafirmar, que el Señor me oía, y ahí las dejé para siempre, como oración preparatoria.
–
Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.
No está escondido en el sagrario, vigilando como un policía. Está aquí con nosotros, porque es de nuestra familia.
Si hemos de tener presente al Señor en todo lo que hacemos, especialmente conviene hacer este acto de fe en las prácticas de piedad: cuando rezamos el Rosario, cuando hacemos una visita al Santísimo, cuando saludamos rápido al Señor en el sagrario con una genuflexión...
Todos estos actos de piedad se pueden hacer realmente, pero hacerlos sin el Señor, sin tener conciencia viva y real de que estamos tratándole.
Entonces la piedad no sería piedad, sino rutinaria repetición de actos sin vida: como el que está fumando y no se da cuenta de que enciende otro cigarrillo.
Puede ser repetición rutinaria o búsqueda de cumplir: para estar a gusto con uno mismo y estar en paz con Dios: ya he rezado el Rosario, ya me he quitado la lectura espiritual; todavía me queda mucho para terminar los rezos el día de hoy.
En definitiva es hipocresía, si se hace pensando en lo que esperan los demás que yo haga.
Hipocresía es palabra muy fuerte en la actualidad, pero el Señor la emplea mucho con los que cumplen con lo que hay que hacer pero sin vida.
Parece que es muy raro la hipocresía hoy día. Estamos en una cultura de sinceridad, de espontaneidad.
Pero realmente estamos también en una cultura hipócrita, en el sentido de que hay que actuar según lo que esperan los demás de uno.
En algunos ambientes se espera que lleves pantalones caídos (me han dicho alguno que los llevan que son muy molestos, pero que uno acaba acostumbrándose).
En otros ambientes no se puede decir algo políticamente incorrecto. Por ejemplo en una reunión de amigos está mal visto decir, que uno se va a su casa porque lo espera pronto su mujer. Lo tomarían a uno como si estuviera subyugado por su consorte.
Lo nuestro es conectar con Dios, y a rechazar todo lo que sea rutina o apariencia. Cultivar la apariencia nos llena de vacío.
En cambio cultivar la piedad no es cuestión de cumplir algo, o de hacerlo porque nos lo hemos propuesto.
Es posible rezar sin descubrir a Dios y seguir pensando que Dios es algo impersonal y vago. Se pueden hacer oraciones y no tener intimidad con el Señor.
No podemos ir a Misa por costumbre o porque lo tengo que hacer, por obligación
Rezar es conectar con Dios, establecer comunicación, descubrirlo. Rezar no es dirigirse a algo abstracto.
Dios no es una hipótesis filosófica, dice Benedicto XVI; no es algo que “tal vez exista”; sino que nosotros lo conocemos y Él nos conoce a nosotros. Y podemos conocerlo cada vez mejor, si permanecemos en diálogo con Él. Tenemos certeza de Dios aunque calle.
Aquél periodista también alemán, se sorprendía sobre las «posibilidades» de la oración.
Pero no son posibilidades «mágicas». Porque no la oración no es eso.
Efectivamente hay gente que reza como si la oración fuese la lámpara de Aladino, que si la froto se me conceden mis deseos.
La oración sería una lámpara un tanto estropeada, porque a veces funciona estupendamente, y a veces no.
Otros piensan que las «posibilidades» de la oración consisten en un sistema de urgencia, que debe ser empleado sólo en caso de necesidad.
Pero eso no es lo que pensarían Juan y el otro discípulo cuanto estuvieron toda una tarde con el Señor
Lo mismo que no pensamos nosotros así cuando salimos después de haber hecho bien un curso de retiro. Nuestra alma está suave, porque ha pasado mucho tiempo contemplando a Dios.
Así estaba María, no le quitaba ojo. El Niño no habla, pero habla, lo hacía con sus gestos, con su mirada. Se comunica con su Madre que observa todos sus movimientos y escucha cualquier ruido que haga.
–
Señora alcánzanos la piedad que nos permite ver la presencia de Jesús en el mundo.
–Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes...
Estamos cara a cara con Dios. El Señor nos ve y nos escucha en este rato.
El Apóstol Juan cuenta cómo pasó con Jesús una tarde. Fueron él y otro detrás de Jesús, «
y vieron donde vivía y se quedaron con Él».
Según iban pasando el tiempo se encontraría más a gusto con el Señor, hablando de todo, de lo divino y de lo humano.
Un conocido periodista alemán, que había sido un ferviente militante comunista, cuenta que fue decisivo para su conversión la asistencia a una boda.
Allí vio a muchas personas que estaban distraídas, mientras que el sacerdote, los novios y unos pocos más, están metidos en la ceremonia, se les veía muy a gusto conectando con Dios.
Entonces pensó, y lo puso por escrito más tarde: «
me sentí muy sorprendido por las posibilidades que ofrece rezar y meditar».
Es lo mismo que le pasó a Juan aquella tarde junto al Señor, hablando de todo con Jesús.
Descubrir que el Señor está de verdad a junto a nosotros, y que nos escucha, es la clave para estar a gusto con Él y pasar tiempo a su lado. Esto es ser piadosos.
Pero ¿cómo se logra ser realmente piadosos? ¿qué hacer para conectar con el Señor?
Aunque todos tenemos experiencia de momentos en los que se nos hace cuesta arriba. La verdad es que conectar con Dios es sencillo.
Esto me recuerda lo que oí hace poco viendo una exposición del Barroco español. Allí había de todo: inconfundibles Murillos, esculturas de Montañés, el Góngora de Velázquez, las llamativas telas blancas plegadas de Zurbarán…
Tres chicos de unos quince o dieciséis años, estudiantes de un instituto de la ciudad estaban delante de un famoso cuadro de Valdés Leal que representa muy bien la muerte y decían:
que asco, ¿a quién se le ocurre? ¿Por qué nos habrán mandado venir a ver todo esto?
Era evidente que no terminaban en conectar con el arte. Quizá llegar a saber contemplar una obra de arte exija educación y tiempo. Pero contemplar a Dios es sencillo.
Se trata sencillamente de saber que Dios está junto a nosotros, tal como nos lo ha:
Yo estaré con vosotros todos los días hasta el final del mundo.
Hay que comenzar con un acto de fe: Señor creo que eso que Tú dices es verdad. Creo firmemente que estás aquí.
Se trata de poner nuestra fe en acto. Intentar encender nuestro amor.
San Josemaría, en uno de sus últimos viajes a América, tuvo que encender una vela delante de una imagen. La cerilla se resistía a prenderse, y él, ante esa circunstancia en la que, cualquiera de nosotros hubiera comentado: las cerillas de ahora no son como las de antes, dijo:
–Así nos pasa a nosotros cuando nos resistimos a las gracias que Dios nos da. Hay que tener un poco de paciencia, insistir (seguía intentado que la cerilla prendiese) y ya está.
Es un suceso corriente, pero que pone de manifiesto que la fe le llevaba a San Josemaría a saber que Dios estaba a su lado en todas las circunstancias.
Y que lo nuestro es intentar encender la vela de la oración continuamente. Pero ¿por qué en la práctica nos resulta difícil actuar cómo si Dios estuviera junto a nosotros?
Pienso que la dificultad puede estar en nuestra cabeza, en nuestra imaginación, que está llena de «
sapos».
De esos «
sapos» de los que habla Teresa de Jesús cuando una persona entra en la primera estancia del «castillo» de la oración.
Por eso hay que pedirle ayuda al Señor, y hacer un breve acto de fe: Señor tu estás aquí, y creo «
que me ves, que me oyes» decía San Josemaría.
Él añadía: con cuanta necesidad de mi alma escribí estás palabras, porque tenía necesidad de saber, de reafirmar, que el Señor me oía, y ahí las dejé para siempre, como oración preparatoria.
–
Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.
No está escondido en el sagrario, vigilando como un policía. Está aquí con nosotros, porque es de nuestra familia.
Si hemos de tener presente al Señor en todo lo que hacemos, especialmente conviene hacer este acto de fe en las prácticas de piedad: cuando rezamos el Rosario, cuando hacemos una visita al Santísimo, cuando saludamos rápido al Señor en el sagrario con una genuflexión...
Todos estos actos de piedad se pueden hacer realmente, pero hacerlos sin el Señor, sin tener conciencia viva y real de que estamos tratándole.
Entonces la piedad no sería piedad, sino rutinaria repetición de actos sin vida: como el que está fumando y no se da cuenta de que enciende otro cigarrillo.
Puede ser repetición rutinaria o búsqueda de cumplir: para estar a gusto con uno mismo y estar en paz con Dios: ya he rezado el Rosario, ya me he quitado la lectura espiritual; todavía me queda mucho para terminar los rezos el día de hoy.
En definitiva es hipocresía, si se hace pensando en lo que esperan los demás que yo haga.
Hipocresía es palabra muy fuerte en la actualidad, pero el Señor la emplea mucho con los que cumplen con lo que hay que hacer pero sin vida.
Parece que es muy raro la hipocresía hoy día. Estamos en una cultura de sinceridad, de espontaneidad.
Pero realmente estamos también en una cultura hipócrita, en el sentido de que hay que actuar según lo que esperan los demás de uno.
En algunos ambientes se espera que lleves pantalones caídos (me han dicho alguno que los llevan que son muy molestos, pero que uno acaba acostumbrándose).
En otros ambientes no se puede decir algo políticamente incorrecto. Por ejemplo en una reunión de amigos está mal visto decir, que uno se va a su casa porque lo espera pronto su mujer. Lo tomarían a uno como si estuviera subyugado por su consorte.
Lo nuestro es conectar con Dios, y a rechazar todo lo que sea rutina o apariencia. Cultivar la apariencia nos llena de vacío.
En cambio cultivar la piedad no es cuestión de cumplir algo, o de hacerlo porque nos lo hemos propuesto.
Es posible rezar sin descubrir a Dios y seguir pensando que Dios es algo impersonal y vago. Se pueden hacer oraciones y no tener intimidad con el Señor.
No podemos ir a Misa por costumbre o porque lo tengo que hacer, por obligación
Rezar es conectar con Dios, establecer comunicación, descubrirlo. Rezar no es dirigirse a algo abstracto.
Dios no es una hipótesis filosófica, dice Benedicto XVI; no es algo que “tal vez exista”; sino que nosotros lo conocemos y Él nos conoce a nosotros. Y podemos conocerlo cada vez mejor, si permanecemos en diálogo con Él. Tenemos certeza de Dios aunque calle.
Aquél periodista también alemán, se sorprendía sobre las «posibilidades» de la oración.
Pero no son posibilidades «mágicas». Porque no la oración no es eso.
Efectivamente hay gente que reza como si la oración fuese la lámpara de Aladino, que si la froto se me conceden mis deseos.
La oración sería una lámpara un tanto estropeada, porque a veces funciona estupendamente, y a veces no.
Otros piensan que las «posibilidades» de la oración consisten en un sistema de urgencia, que debe ser empleado sólo en caso de necesidad.
Pero eso no es lo que pensarían Juan y el otro discípulo cuanto estuvieron toda una tarde con el Señor
Lo mismo que no pensamos nosotros así cuando salimos después de haber hecho bien un curso de retiro. Nuestra alma está suave, porque ha pasado mucho tiempo contemplando a Dios.
Así estaba María, no le quitaba ojo. El Niño no habla, pero habla, lo hacía con sus gestos, con su mirada. Se comunica con su Madre que observa todos sus movimientos y escucha cualquier ruido que haga.
–
Señora alcánzanos la piedad que nos permite ver la presencia de Jesús en el mundo.
sábado, 17 de abril de 2010
OREMOS LOS DOS

A mi me hizo bien hacer esta oracion .... pruebala, no la dejes pasar asi de largo porque te va ayudar como lo hizo conmigo... besitos...
Quiero junto contigo, hacer esta brevísima oración (juntos tu y yo). La haremos rapidito... Señor mío y Dios mío: Te doy gracias por las noches y los días con los que das con tu sola presencia vida a mi vida, por el alimento seguro que nunca me ha faltado, por haber llegado al final de cada día a reparar mis fuerzas en mi lecho, en mi hogar... Y darte gracias por sobre todo, Señor, por haberme regalado un día, la vida. Bendice Señor a cada uno de mis amigos! Tú sabes Señor cuanto amo a este ser que en este instante está orando junto conmigo gracias a este e-mail, y te pido para ella o el, victoria en todas sus adversidades, barreras; y por aquellas situaciones que por estar a veces alejados de Ti se hacen tan largas y parecen no tener fin. Bendice también sus proyectos, sueños y que la esperanza en tu Infinita Misericordia le recuerde que pase lo que pase, Tú nunca nos abandonas. Amén. Las estrellas no luchan para brillar, los ríos no luchan para fluir, y TÚ nunca tendrás que luchar para sobresalir en la vida, porque TÚ mereces lo mejor. Aférrate a tus sueños y ellos estarán bien contigo....Amén. Los ojos que leen este mensaje no verán el mal. La mano que envía éste mensaje a otros, no trabajará en vano, la boca que dice Amén a ésta oración, reirá por siempre, permanecerá en el amor de Dios. Buenos días. Tu sueño no morirá, tus planes no fallarán, tu destino no será abortado, y el deseo de tu corazón será concedido en el nombre de Jesús. Di una gran Amén y si lo crees, envíalo a tus amigos. El dinero sabrá tu nombre y dirección, antes del fin de este mes. Si lo crees, envíalo de vuelta a tus amigos. Incluyeme. Nadie va al río temprano en la mañana y trae agua sucia. Al levantarte esta mañana, que tu vida sea limpia, calmada y clara, como el agua fresca de la mañana. Que la Gracia del Todopoderoso apoye, sostenga y provea, todas tus necesidades, de acuerdo a Su riqueza en Gloria. Amén. Ten un día maravilloso . La voluntad de Dios nunca te llevara donde la Gracia de Dios no te proteja. Yo veo algo bueno sucediéndote a ti. Algo que has estado esperando experimentar. Este no es un chiste; tu vas a recibir una visita Divina, que moverá tu vida hacia adelante poderosamente, por el trabajo del Poder imparable de Dios. . TÚ eres bendecido más allá de cualquier maledicencia, Amén PD: Pasa ésta oración deprisa, al máximo de personas que conozcas y que pudieran necesitar, así sabrás que en unos instantes, muchas personas estarán orando por ti. y junto a ti Que DIOS, te bendiga
domingo, 4 de abril de 2010
lunes, 29 de marzo de 2010
REFLEXIÓN SOBRE LOS DIAS DE LA SEMANA
PARA ESTE TIEMPO DE CUARESMA.
LUNES
( Día del lavado)
Señor, ayúdame a lavar todo mi egoísmo y vanidad
para que te pueda servir con prfecta humanidad
durante la semana que comienza.
DIA MARTES
( Ddía del planchado)
Señor, ayúdame a planchar todas las arrugas del prejuicio
que he recogido durante los años, para poder ver la belleza
en los más.
DIA MIËRCOLES
( Dia de la costura)
Señor, ayúdame a remendar mi modo de ser,
para que no sea un mal ejemplo para los demás.
DIA JUEVES
( Dïa de la limpieza)
Señor, ayúdame a sacudir el sin número de fallas
que he estado escondiendo en lo recónditos rincones
rincones de mi corazón.
DIA VIERNES
( Día de compras)
Ho Dios, dame la gracia
de comprar sabiamente la felicidad eterna
para mí y todos los que tengan necesidad de amar.
DÍA SÄBADO
( Día del guisado)
Ayúdame Señor, a cocinar una gran olla de amor fraternal
para servirla con el dulce pan de la bondad humana.
DÍA DOMINGO
( Día del Señor)
Ho Dios, he preparado mi casa para tí.
por favor, entra en mi casa como un invitado
muy bien amado para que yo pueda pasar el día y el resto de mi vida
en tu divina presencia.
DIOS BENDIGA A TODO AQUIEL HERMANO QUE LEA ESTA HUMILDE REFLEXIÓN.
PARA ESTE TIEMPO DE CUARESMA.
LUNES
( Día del lavado)
Señor, ayúdame a lavar todo mi egoísmo y vanidad
para que te pueda servir con prfecta humanidad
durante la semana que comienza.
DIA MARTES
( Ddía del planchado)
Señor, ayúdame a planchar todas las arrugas del prejuicio
que he recogido durante los años, para poder ver la belleza
en los más.
DIA MIËRCOLES
( Dia de la costura)
Señor, ayúdame a remendar mi modo de ser,
para que no sea un mal ejemplo para los demás.
DIA JUEVES
( Dïa de la limpieza)
Señor, ayúdame a sacudir el sin número de fallas
que he estado escondiendo en lo recónditos rincones
rincones de mi corazón.
DIA VIERNES
( Día de compras)
Ho Dios, dame la gracia
de comprar sabiamente la felicidad eterna
para mí y todos los que tengan necesidad de amar.
DÍA SÄBADO
( Día del guisado)
Ayúdame Señor, a cocinar una gran olla de amor fraternal
para servirla con el dulce pan de la bondad humana.
DÍA DOMINGO
( Día del Señor)
Ho Dios, he preparado mi casa para tí.
por favor, entra en mi casa como un invitado
muy bien amado para que yo pueda pasar el día y el resto de mi vida
en tu divina presencia.
DIOS BENDIGA A TODO AQUIEL HERMANO QUE LEA ESTA HUMILDE REFLEXIÓN.
domingo, 28 de marzo de 2010
CADA UNO TIENE QUE SER SANTO A SU MANERA
Todavía recuerdo el concierto donde actuaron los tres tenores que antes hemos citado. Me parece que fue en el año 2000.
Aquello sonaba como los ángeles.
Ahora me hace recordar lo que dice uno de los salmos:
–Delante de los ángeles cantaré para ti, Dios mío.
Ojalá dentro de unos años nosotros cantemos la sinfonía de la santidad. La letra la sabemos. Sabemos lo que tenemos que hacer.
Porque el cielo puede compararse con un concierto en el que todos los que están allí interpretan una sinfonía con voces distintas.
¡Qué bien sonaban las voces conjuntadas de aquellos tres tenores! ¡Qué bien suenan las voces de todos los que están en el cielo!
Porque todos los que están en el cielo cantan una misma canción. Han tenido vidas distintas, pero les une la misma partitura.
Todos los que están en el cielo cantan una canción de amor.
También aquí en la tierra, casi todas las canciones que triunfan son canciones de amor. Nada más hay que mirar la lista de las canciones más oídas.
UNA CANCIÓN DE AMOR
Cada uno tiene su tono de voz, un tono de voz inconfundible, su potencia, su timbre.
Por eso, los santos son muy diferentes. Tuvieron una educación distinta, un carácter distinto… sus gustos y aficiones también lo eran. Unos eran del Madrid otros del Barcelona.
NO QUIERAS SER FERFECTO
Dile al Señor: –Hazme santa pero no perfecta.
Hablando con un chico joven, químico, me dijo que él pensaba que la santidad consistía en la perfección... Fue hace unos días, haciendo deporte.
Efectivamente algunos piensan eso. Y luchan por no tener fallos. Sufren por sus defectos.
Piensan que su vida es como una gimnasio donde hay que hacer ejercicio. Como si hubiera que hacer pesas.
Y alcanzar, con esos ejercicios, una meta egoísta.
Precisamente eso es la vigorexia, una enfermedad mental que, a los hombres, les hace estar obsesionado con tener músculo y estar en plena forma.
Si uno vive pensando en no tener fallos, acaba mal de la cabeza. Es lo que los siquiatras llaman el anancástico, el perfeccionista.
Los santos no vivían obsesionados con la perfección, porque eso les hubiera apartado de Dios y hubieran caído en enfermedades mentales.
En uno de estos libros de autoayuda encontré una frase que erróneamente se la atribuyen al Señor. Dice el escritor que Jesús le dijo a sus discípulos.
–Si queréis ser perfectos, nunca me entenderéis.
Evidentemente estas palabras nos la dijo el
Señor, pero la idea es muy aprovechable: Si queréis ser perfectos, nunca me entenderéis.
La voz humana es bonita, y tiene muchos registros, que la hacen muy buena para cantar. Pero no es perfecta.
Gracias a Dios los santos siempre han tenido defectos: murieron con ellos.
Antes hemos hablado de dos tenores españoles que son de los mejores del mundo.
Una historia que quizás pocos conocen, se refiere Plácido Domingo y José Carreras, que se enemistaron por cuestiones políticas desde 1984, y es una pena.
Por lo visto, como actúan en todo el mundo, lo que pusieron como condición en sus contratos que no cantarían nunca juntos.
Esto que pasa en la tierra, no ocurre en el cielo. ¡Qué pena que los cristianos, que queremos hacer el bien, acabemos peleados con otros que también lo quieren hacer!
Todos tenemos defectos, también los cantantes.
TENER DEFECTOS ES HUMANO
Porque lo bonito del timbre humano, del canto humano, no es que sea técnicamente perfecto sino que está lleno de calidez y de una imperfecta belleza.
Si uno quisiera hacer artificialmente una voz perfecta, le saldría una voz fría y poco humana: sería una voz enlatada.
Como la que se escucha en los contestadores automáticos. Que, precisamente por ser demasiado perfecta, te da una sensación rara. No es humana.
Las palabras exactas, textuales, que el Señor dirigió a sus discípulos es que fueran perfectos como su Padre celestial es perfecto.
No les animó a que no tuvieran fallos, como su Padre no los tiene, sino que les dijo: sed perfectos a la manera como mi Padre es perfecto.
En otro punto les aclara la manera cómo su Padre es perfecto: sed misericordiosos como mi Padre es misericordioso.
SER SANTOS ES TENER EL CORAZÓN COMO DIOS
Dios es misericordioso. Él, que está aquí, carga con nuestra miseria. No todas las semanas sino todos los días.
Y esta es la perfección que nosotros hemos de conseguir.
Hacer como nuestro Padre del cielo, que no sólo hace cosas por los buenos sino por todo el mundo. También por los malos.
La razón es porque Él es bueno, porque es misericordioso.
Un santo es el que tiene corazón grande, no mezquino, pequeño.
Y un cristiano tiene que intentar ir por ese camino. Llevar la miseria de los demás, todos los días. Porque así se porta Dios.
No hacer acepción de personas. Este me cae bien, pues le hago caso. Aquella ha hablado mal de mí, la critico.
Los santos son las personas amables, cordiales, que no devuelven mal por mal.
Uno puede tratar bien de vez en cuando a los demás. Para hacer eso basta ser un poco buena persona.
Pero, para devolver bien por mal continuamente hace falta rezar.
En la vida la gente, a veces, rectifica. Antes contábamos la enemistad entre los dos tenores.
Resulta que, en 1987 a Carreras le apareció un enemigo más duro que Plácido Domingo. Le diagnosticaron leucemia. Su lucha contra el cáncer fue muy penosa.
Se sometió a varios tratamientos. Un transplante de médula ósea, un cambio de sangre que le obligaba a viajar una vez al mes a Estados Unidos.
Y, al final del tratamiento, se tuvo que operar sin anestesia porque, si se la ponían corría el riesgo de afectarle a las cuerdas vocales.
Y esto lo hizo porque, aunque fue una tortura lo aguantó porque arriesgarse a perder la voz, para él, José Carreras, hubiera supuesto enterrarlo en vida.
Como era lógico, en estas condiciones no podía trabajar, y a pesar de tener mucho dinero, el tratamiento y los viajes le dejaron casi sin nada.
Cuando ya no pudo pagar, se enteró de la existencia de una fundación, llamada Hermosa, que ayudaba económicamente a personas con esta enfermedad.
Gracias a esa fundación, José Carreras se curó y volvió a cantar.
Lo bonito es que, como agradecimiento, trató de asociarse a la fundación para poder ayudar también él.
Es una forma de rectificar. Porque un cristiano debe responder siempre con el bien, como hace Dios.
En el Silmallirion, una de las obras de Tolkien, que como sabes también es el autor del El Señor de los anillos, se nos relata la creación del mundo por parte de Dios, que allí le da el título del Único.
El Único, para crear al universo, se sirve de otras criaturas.
Y, Tolkien, compara la creación con un concierto en el que todos esos seres superiores intervienen con sus cantos.
Pero hay uno de esos valar, seres superiores, que mientras todos cantan, el quiere ir por libre, desafinando.
Pero Dios utiliza ese desafine para hacer una nueva sinfonía, que es mejor que la anterior, y en la que también intervienen el resto de los valar.
Esto es lo que ha pasado en la vida de José Carreras. Dios de males, saca bienes, si uno rectifica.
Lo que no sabes es que, José Carreras, al leer los estatutos de la fundación para hacerse socio, descubrió que su fundador, mayor colaborador y presidente, era su gran enemigo Plácido Domingo.
Más tarde, se enteró que Plácido Domingo había creado esta entidad para atenderlo a él, precisamente a él.
Y, se había mantenido en el anonimato para que no se sintiera humillado al aceptar la ayuda.
Uno de los momentos más emocionantes fue el encuentro de los dos tenores durante un concierto de Carreras en Madrid.
Entró Plácido Domingo mientras Carreras cantaba.
Lo vio entrar, dejó de cantar, interrumpió su actuación y puesto de rodillas le pidió disculpas, y le agradeció públicamente todo lo que había hecho por él.
Plácido Domingo le ayudó a levantarse, y con un fuerte abrazo sellaron el inicio de una gran amistad.
Pero, ser santo no solo es tener un acto heróico como este, una vez en la vida, sino hacer pequeños actos heróicos todos los días.
Ser santo es cargar con las miserias de los demás. Sus impaciencias, sus malas caras, su falta de puntualidad… Hacer todos los días una fundación hermosa para ellos y terminar dándonos un abrazo.
Esto es el cielo, incluso los enemigos se querrán.
Allí se dieron un abrazo San Esteban y San Pablo. Y San Esteban fue apedreado en la tierra gracias a San Pablo.
En una entrevista a Plácido Domingo, una periodista le preguntó porqué había creado la Fundación Hermosa.
Una Fundación que iba a beneficiar al único artista que podía hacerle competencia con su voz.
Su respuesta fue corta y definitiva: porque no se podía perder una voz como esa.
Tenemos que conseguir, que toda la gente que queremos, vayan al cielo, que sean santos.
Dios nos dice, ahora a mismo, a cada uno: No se puede perder una voz así, la tuya
Todavía recuerdo el concierto donde actuaron los tres tenores que antes hemos citado. Me parece que fue en el año 2000.
Aquello sonaba como los ángeles.
Ahora me hace recordar lo que dice uno de los salmos:
–Delante de los ángeles cantaré para ti, Dios mío.
Ojalá dentro de unos años nosotros cantemos la sinfonía de la santidad. La letra la sabemos. Sabemos lo que tenemos que hacer.
Porque el cielo puede compararse con un concierto en el que todos los que están allí interpretan una sinfonía con voces distintas.
¡Qué bien sonaban las voces conjuntadas de aquellos tres tenores! ¡Qué bien suenan las voces de todos los que están en el cielo!
Porque todos los que están en el cielo cantan una misma canción. Han tenido vidas distintas, pero les une la misma partitura.
Todos los que están en el cielo cantan una canción de amor.
También aquí en la tierra, casi todas las canciones que triunfan son canciones de amor. Nada más hay que mirar la lista de las canciones más oídas.
UNA CANCIÓN DE AMOR
Cada uno tiene su tono de voz, un tono de voz inconfundible, su potencia, su timbre.
Por eso, los santos son muy diferentes. Tuvieron una educación distinta, un carácter distinto… sus gustos y aficiones también lo eran. Unos eran del Madrid otros del Barcelona.
NO QUIERAS SER FERFECTO
Dile al Señor: –Hazme santa pero no perfecta.
Hablando con un chico joven, químico, me dijo que él pensaba que la santidad consistía en la perfección... Fue hace unos días, haciendo deporte.
Efectivamente algunos piensan eso. Y luchan por no tener fallos. Sufren por sus defectos.
Piensan que su vida es como una gimnasio donde hay que hacer ejercicio. Como si hubiera que hacer pesas.
Y alcanzar, con esos ejercicios, una meta egoísta.
Precisamente eso es la vigorexia, una enfermedad mental que, a los hombres, les hace estar obsesionado con tener músculo y estar en plena forma.
Si uno vive pensando en no tener fallos, acaba mal de la cabeza. Es lo que los siquiatras llaman el anancástico, el perfeccionista.
Los santos no vivían obsesionados con la perfección, porque eso les hubiera apartado de Dios y hubieran caído en enfermedades mentales.
En uno de estos libros de autoayuda encontré una frase que erróneamente se la atribuyen al Señor. Dice el escritor que Jesús le dijo a sus discípulos.
–Si queréis ser perfectos, nunca me entenderéis.
Evidentemente estas palabras nos la dijo el
Señor, pero la idea es muy aprovechable: Si queréis ser perfectos, nunca me entenderéis.
La voz humana es bonita, y tiene muchos registros, que la hacen muy buena para cantar. Pero no es perfecta.
Gracias a Dios los santos siempre han tenido defectos: murieron con ellos.
Antes hemos hablado de dos tenores españoles que son de los mejores del mundo.
Una historia que quizás pocos conocen, se refiere Plácido Domingo y José Carreras, que se enemistaron por cuestiones políticas desde 1984, y es una pena.
Por lo visto, como actúan en todo el mundo, lo que pusieron como condición en sus contratos que no cantarían nunca juntos.
Esto que pasa en la tierra, no ocurre en el cielo. ¡Qué pena que los cristianos, que queremos hacer el bien, acabemos peleados con otros que también lo quieren hacer!
Todos tenemos defectos, también los cantantes.
TENER DEFECTOS ES HUMANO
Porque lo bonito del timbre humano, del canto humano, no es que sea técnicamente perfecto sino que está lleno de calidez y de una imperfecta belleza.
Si uno quisiera hacer artificialmente una voz perfecta, le saldría una voz fría y poco humana: sería una voz enlatada.
Como la que se escucha en los contestadores automáticos. Que, precisamente por ser demasiado perfecta, te da una sensación rara. No es humana.
Las palabras exactas, textuales, que el Señor dirigió a sus discípulos es que fueran perfectos como su Padre celestial es perfecto.
No les animó a que no tuvieran fallos, como su Padre no los tiene, sino que les dijo: sed perfectos a la manera como mi Padre es perfecto.
En otro punto les aclara la manera cómo su Padre es perfecto: sed misericordiosos como mi Padre es misericordioso.
SER SANTOS ES TENER EL CORAZÓN COMO DIOS
Dios es misericordioso. Él, que está aquí, carga con nuestra miseria. No todas las semanas sino todos los días.
Y esta es la perfección que nosotros hemos de conseguir.
Hacer como nuestro Padre del cielo, que no sólo hace cosas por los buenos sino por todo el mundo. También por los malos.
La razón es porque Él es bueno, porque es misericordioso.
Un santo es el que tiene corazón grande, no mezquino, pequeño.
Y un cristiano tiene que intentar ir por ese camino. Llevar la miseria de los demás, todos los días. Porque así se porta Dios.
No hacer acepción de personas. Este me cae bien, pues le hago caso. Aquella ha hablado mal de mí, la critico.
Los santos son las personas amables, cordiales, que no devuelven mal por mal.
Uno puede tratar bien de vez en cuando a los demás. Para hacer eso basta ser un poco buena persona.
Pero, para devolver bien por mal continuamente hace falta rezar.
En la vida la gente, a veces, rectifica. Antes contábamos la enemistad entre los dos tenores.
Resulta que, en 1987 a Carreras le apareció un enemigo más duro que Plácido Domingo. Le diagnosticaron leucemia. Su lucha contra el cáncer fue muy penosa.
Se sometió a varios tratamientos. Un transplante de médula ósea, un cambio de sangre que le obligaba a viajar una vez al mes a Estados Unidos.
Y, al final del tratamiento, se tuvo que operar sin anestesia porque, si se la ponían corría el riesgo de afectarle a las cuerdas vocales.
Y esto lo hizo porque, aunque fue una tortura lo aguantó porque arriesgarse a perder la voz, para él, José Carreras, hubiera supuesto enterrarlo en vida.
Como era lógico, en estas condiciones no podía trabajar, y a pesar de tener mucho dinero, el tratamiento y los viajes le dejaron casi sin nada.
Cuando ya no pudo pagar, se enteró de la existencia de una fundación, llamada Hermosa, que ayudaba económicamente a personas con esta enfermedad.
Gracias a esa fundación, José Carreras se curó y volvió a cantar.
Lo bonito es que, como agradecimiento, trató de asociarse a la fundación para poder ayudar también él.
Es una forma de rectificar. Porque un cristiano debe responder siempre con el bien, como hace Dios.
En el Silmallirion, una de las obras de Tolkien, que como sabes también es el autor del El Señor de los anillos, se nos relata la creación del mundo por parte de Dios, que allí le da el título del Único.
El Único, para crear al universo, se sirve de otras criaturas.
Y, Tolkien, compara la creación con un concierto en el que todos esos seres superiores intervienen con sus cantos.
Pero hay uno de esos valar, seres superiores, que mientras todos cantan, el quiere ir por libre, desafinando.
Pero Dios utiliza ese desafine para hacer una nueva sinfonía, que es mejor que la anterior, y en la que también intervienen el resto de los valar.
Esto es lo que ha pasado en la vida de José Carreras. Dios de males, saca bienes, si uno rectifica.
Lo que no sabes es que, José Carreras, al leer los estatutos de la fundación para hacerse socio, descubrió que su fundador, mayor colaborador y presidente, era su gran enemigo Plácido Domingo.
Más tarde, se enteró que Plácido Domingo había creado esta entidad para atenderlo a él, precisamente a él.
Y, se había mantenido en el anonimato para que no se sintiera humillado al aceptar la ayuda.
Uno de los momentos más emocionantes fue el encuentro de los dos tenores durante un concierto de Carreras en Madrid.
Entró Plácido Domingo mientras Carreras cantaba.
Lo vio entrar, dejó de cantar, interrumpió su actuación y puesto de rodillas le pidió disculpas, y le agradeció públicamente todo lo que había hecho por él.
Plácido Domingo le ayudó a levantarse, y con un fuerte abrazo sellaron el inicio de una gran amistad.
Pero, ser santo no solo es tener un acto heróico como este, una vez en la vida, sino hacer pequeños actos heróicos todos los días.
Ser santo es cargar con las miserias de los demás. Sus impaciencias, sus malas caras, su falta de puntualidad… Hacer todos los días una fundación hermosa para ellos y terminar dándonos un abrazo.
Esto es el cielo, incluso los enemigos se querrán.
Allí se dieron un abrazo San Esteban y San Pablo. Y San Esteban fue apedreado en la tierra gracias a San Pablo.
En una entrevista a Plácido Domingo, una periodista le preguntó porqué había creado la Fundación Hermosa.
Una Fundación que iba a beneficiar al único artista que podía hacerle competencia con su voz.
Su respuesta fue corta y definitiva: porque no se podía perder una voz como esa.
Tenemos que conseguir, que toda la gente que queremos, vayan al cielo, que sean santos.
Dios nos dice, ahora a mismo, a cada uno: No se puede perder una voz así, la tuya
REFLEXIÓN
EL JUEGO DIVINO DE LA ENTREGA
Ver resumen
Un día, el Señor estaba en el Templo de Jerusalén, sentado. Como está ahora aquí con nosotros (cfr. Mc 12,38-44).
Jesús veía el trasiego de la gente que iba y venía.
En frente de Él estaba la hucha del templo, donde se echaba dinero para ayudar a los gastos.
Vio algunos judíos que eran buenos y que echaban bastante.
También apareció una señora que echó muy poco, según el cambio actual no llegaría a un euro.
El Señor también nos ve a nosotros, que venimos a entregar cosas. Unos, diez minutos de oración, otros la acción de gracias de la misa…
DOS VIUDAS
Entonces Jesús al ver lo que echaba la viuda, dijo una cosa desconcertante. La idea es: –Esta señora ha echado mucho más que los ricos.
Esto me recuerda a la historia de otra viuda. Un enviado de Dios llegó a un pueblo parecido a los que hay en la actual Etiopía (cfr. 1R 17,10–16).
Y se encontró con una mujer que tenía un hijo, y que se estaban muriendo de hambre. Solo disponía de lo necesario para hacer una sola comida.
Elías, el enviado de Dios, le dijo: –Dame algo de comer.
Y la señora viuda, un poco sorprendida, casi suspirando y con pena, le dijo algo así como: –Solo me queda para mi hijo y para mí… ¿cómo me pides esto?
Y Elías le dijo:
–Sí. Primero ponme para mí. Ya luego habrá para ti y para tu hijo.
LA VIUDA SE FIO
Se fió porque se lo pedía un enviado de Dios.
Y, después de darle de comer al profeta, sorprendida, vio como lo poco que tenía, no solo no se acabó, sino que tuvo para muchos días, mientras otros se morían de hambre.
Y es que, cuando el Señor quiere dar, lo primero que hace es pedir.
Así hace con nosotros. Lo mismo hizo con los santos.
A la Virgen, que quería que fuese su madre, lo primero que le pide es la maternidad.
A san Josemaría, que quería que fundara una familia sobrenatural de miles de personas, lo primero que le pidió fue precisamente que no formara una familia humana.
Y, cuando le dijo a su padre que había decido ser sacerdote, a su padre, que nunca le había visto llorar, le cayeron dos lagrimones, y dijo: piénsatelo bien. Es muy duro ser sacerdote. No tendrás una familia, no tendrás un hogar. Pero yo no me opondré.
Y, san Josemaría, decía años después: mi padre se equivocó.
También se equivocó la Virgen, porque pensaría que nunca nadie le llamaría madre. Y ha sido la mujer en la historia de la humanidad que más la han llamado así.
Es un consuelo saber que los santos se equivocan, porque a Dios no le podemos ganar en generosidad.
EL JUEGO DE DIOS
La técnica de Dios es esa: cuando quiere darnos, nos pide.
Hace como el padre que llega de viaje, y su hijo aparece en la puerta. Y, de sopetón, el niño le pregunta: –¿Que me has traído?
La madre, que lo ve, se sonríe y le dice:
–Niño, primero dale un beso a tu padre, ya te dará lo que sea cuando abra la maleta.
Al cabo del rato, como le ve impaciente, su padre le entrega el paquete de caramelos.
Y en un momento, cuando el niño tiene los caramelos en la mano, le dice su padre:
–Ahora son tuyos, ¿me los das?
El hijo piensa: ¡pero si son míos! Hay un momento de tensión. La sonrisa se convierte en tristeza, pero el cariño al padre hace que el niño se los de.
Entonces, su padre, coge los caramelos, se los devuelve, le da un beso… y también el camión cisterna que tenía escondido para dárselo.
Esto hace el Señor con nosotros: juega con sus hijos. Pero hay que entrar a su juego.
Porque Dios en esta vida juega con nosotros.
El juego entre los hombres mueve mucho dinero. No es solo una cosa ahora, siempre ha sido así.
Porque al hombre le gusta jugar. Lo hacemos desde pequeños y continuamos durante toda la vida.
Y Dios, que nos ha creado lo sabe y juega con nosotros.
Dice la Sagrada Escritura que el Señor juega con los que estamos en la tierra: ludens in orbe terrarum.
Pero para eso hay que atenerse a unas reglas. Si no hay reglas no hay juego.
Cuando uno juega con Dios, no se puede hacer lo que uno quiere. Tiene que saber cómo funciona.
Las reglas son los Diez Mandamientos. Si los cumples pasas a la siguiente ronda. Si no los cumples te descalificas.
Hubo un chico que cumplía los Mandamientos y fue a Jesús, y le preguntó qué hacer para conseguir la Vida Eterna.
Y el Señor le dijo lo que tenía que hacer, pero él no quiso hacerle caso y por eso se salió del juego de Dios, y se fue triste.
Esto es lo que siempre pasa. Que si uno se va del juego, deja de disfrutar
También uno sufre cuando no se cuenta con él para jugar porque no está dispuesto a dar más en el campo.
PERO EL SEÑOR NO JUEGA CONTRA NOSOTROS
El Señor no juega contra nosotros, sino que está en nuestro mismo equipo. Y, con un compañero, lo que hay que hacer es fiarse de Él.
Por eso, dile tú al Señor: –Me fío de Ti, porque Tú sabes más.
DOS VIUDAS Y UN PAPA
Esto me recuerda a un comentario que hizo el Papa Juan Pablo II, un año que estábamos con él durante una convivencia en Roma.
Era domingo de Resurrección y le cantamos una canción que había ganado el festival de San Remo, titulada Dare di piú, Dar más.
Después de escucharla, comentó: –Esto es lo que sucede. Que cuando damos, siempre encontramos más dentro de nosotros. El que da no pierde, porque cuando se da, siempre se encuentra más.
Esto es lo que sucede, que Dios se saca cosas de la manga.
Jugar con Dios, fiarse de Él parece que no vale la pena. Que los que apuestan por Él pierden.
Esa es la sensación que quiere darle Dios al enemigo. Eso sucede en algunas batallas, que el General manda retirada dando la impresión de que es débil.
Pero no, todo es un juego. Después se descubre que era una táctica para vencer al enemigo.
Precisamente, el enemigo, el demonio, nos tienta con lo contrario, que no nos fiemos de Dios. Nos dice: No des, guárdatelo para ti.
¡Ya me dirás tú, qué interés tiene el Señor en que le demos cosas! ¿Qué gana Dios con nuestras chucherías?
Lo que sí sabemos es que el demonio quiere que no seamos felices, porque odia a Dios, y contra él nada puede, pero sí contra nosotros que somos sus hijos.
El juego de Satanás es un timo. El de Dios es entregar para ganar.
El Señor nos dice: –Tú te llamarás vencedor porque te fías de mí.
Jesús se alegró porque la viuda había dado más que los otros.
ENTREGAR PARA GANAR
Hay un premio nobel de literatura que cuenta la historia de un mendigo. De forma poética dice:
Iba yo de puerta en puerta, por el camino de la aldea, cuando, de pronto, Tu carroza de oro apareció a lo lejos, y yo me preguntaba maravillado:
–¿Quién será ese Rey de reyes?
La carroza se paró a mi lado. Mi corazón se llenó de gozo, y pensé: por fin mis días malos se habrán terminado.
Tú, bajaste sonriendo y extendiste la mano.
Qué ocurrencia la de tu realeza: ¡pedirle a un mendigo!
Entonces, de mi saquito de trigo, cogí un grano y te lo di.
¡Qué sorpresa, por la noche, cuando vacié mi saco: un granito de oro apareció en la miseria del montón!
¡Qué amargamente lloré por no haber tenido corazón para dárteme todo!
Y ESTO YA NO ES UN CUENTO INDIO
Dios, a los que quiere más, no les da más, sino que les pide más. Les pide todo, pero, para devolvérselo en oro.
Jesús se alegra porque la viuda del Evangelio dio más porque dio todo.
Ojalá todos fuéramos viudas en la generosidad.
Ver resumen
Un día, el Señor estaba en el Templo de Jerusalén, sentado. Como está ahora aquí con nosotros (cfr. Mc 12,38-44).
Jesús veía el trasiego de la gente que iba y venía.
En frente de Él estaba la hucha del templo, donde se echaba dinero para ayudar a los gastos.
Vio algunos judíos que eran buenos y que echaban bastante.
También apareció una señora que echó muy poco, según el cambio actual no llegaría a un euro.
El Señor también nos ve a nosotros, que venimos a entregar cosas. Unos, diez minutos de oración, otros la acción de gracias de la misa…
DOS VIUDAS
Entonces Jesús al ver lo que echaba la viuda, dijo una cosa desconcertante. La idea es: –Esta señora ha echado mucho más que los ricos.
Esto me recuerda a la historia de otra viuda. Un enviado de Dios llegó a un pueblo parecido a los que hay en la actual Etiopía (cfr. 1R 17,10–16).
Y se encontró con una mujer que tenía un hijo, y que se estaban muriendo de hambre. Solo disponía de lo necesario para hacer una sola comida.
Elías, el enviado de Dios, le dijo: –Dame algo de comer.
Y la señora viuda, un poco sorprendida, casi suspirando y con pena, le dijo algo así como: –Solo me queda para mi hijo y para mí… ¿cómo me pides esto?
Y Elías le dijo:
–Sí. Primero ponme para mí. Ya luego habrá para ti y para tu hijo.
LA VIUDA SE FIO
Se fió porque se lo pedía un enviado de Dios.
Y, después de darle de comer al profeta, sorprendida, vio como lo poco que tenía, no solo no se acabó, sino que tuvo para muchos días, mientras otros se morían de hambre.
Y es que, cuando el Señor quiere dar, lo primero que hace es pedir.
Así hace con nosotros. Lo mismo hizo con los santos.
A la Virgen, que quería que fuese su madre, lo primero que le pide es la maternidad.
A san Josemaría, que quería que fundara una familia sobrenatural de miles de personas, lo primero que le pidió fue precisamente que no formara una familia humana.
Y, cuando le dijo a su padre que había decido ser sacerdote, a su padre, que nunca le había visto llorar, le cayeron dos lagrimones, y dijo: piénsatelo bien. Es muy duro ser sacerdote. No tendrás una familia, no tendrás un hogar. Pero yo no me opondré.
Y, san Josemaría, decía años después: mi padre se equivocó.
También se equivocó la Virgen, porque pensaría que nunca nadie le llamaría madre. Y ha sido la mujer en la historia de la humanidad que más la han llamado así.
Es un consuelo saber que los santos se equivocan, porque a Dios no le podemos ganar en generosidad.
EL JUEGO DE DIOS
La técnica de Dios es esa: cuando quiere darnos, nos pide.
Hace como el padre que llega de viaje, y su hijo aparece en la puerta. Y, de sopetón, el niño le pregunta: –¿Que me has traído?
La madre, que lo ve, se sonríe y le dice:
–Niño, primero dale un beso a tu padre, ya te dará lo que sea cuando abra la maleta.
Al cabo del rato, como le ve impaciente, su padre le entrega el paquete de caramelos.
Y en un momento, cuando el niño tiene los caramelos en la mano, le dice su padre:
–Ahora son tuyos, ¿me los das?
El hijo piensa: ¡pero si son míos! Hay un momento de tensión. La sonrisa se convierte en tristeza, pero el cariño al padre hace que el niño se los de.
Entonces, su padre, coge los caramelos, se los devuelve, le da un beso… y también el camión cisterna que tenía escondido para dárselo.
Esto hace el Señor con nosotros: juega con sus hijos. Pero hay que entrar a su juego.
Porque Dios en esta vida juega con nosotros.
El juego entre los hombres mueve mucho dinero. No es solo una cosa ahora, siempre ha sido así.
Porque al hombre le gusta jugar. Lo hacemos desde pequeños y continuamos durante toda la vida.
Y Dios, que nos ha creado lo sabe y juega con nosotros.
Dice la Sagrada Escritura que el Señor juega con los que estamos en la tierra: ludens in orbe terrarum.
Pero para eso hay que atenerse a unas reglas. Si no hay reglas no hay juego.
Cuando uno juega con Dios, no se puede hacer lo que uno quiere. Tiene que saber cómo funciona.
Las reglas son los Diez Mandamientos. Si los cumples pasas a la siguiente ronda. Si no los cumples te descalificas.
Hubo un chico que cumplía los Mandamientos y fue a Jesús, y le preguntó qué hacer para conseguir la Vida Eterna.
Y el Señor le dijo lo que tenía que hacer, pero él no quiso hacerle caso y por eso se salió del juego de Dios, y se fue triste.
Esto es lo que siempre pasa. Que si uno se va del juego, deja de disfrutar
También uno sufre cuando no se cuenta con él para jugar porque no está dispuesto a dar más en el campo.
PERO EL SEÑOR NO JUEGA CONTRA NOSOTROS
El Señor no juega contra nosotros, sino que está en nuestro mismo equipo. Y, con un compañero, lo que hay que hacer es fiarse de Él.
Por eso, dile tú al Señor: –Me fío de Ti, porque Tú sabes más.
DOS VIUDAS Y UN PAPA
Esto me recuerda a un comentario que hizo el Papa Juan Pablo II, un año que estábamos con él durante una convivencia en Roma.
Era domingo de Resurrección y le cantamos una canción que había ganado el festival de San Remo, titulada Dare di piú, Dar más.
Después de escucharla, comentó: –Esto es lo que sucede. Que cuando damos, siempre encontramos más dentro de nosotros. El que da no pierde, porque cuando se da, siempre se encuentra más.
Esto es lo que sucede, que Dios se saca cosas de la manga.
Jugar con Dios, fiarse de Él parece que no vale la pena. Que los que apuestan por Él pierden.
Esa es la sensación que quiere darle Dios al enemigo. Eso sucede en algunas batallas, que el General manda retirada dando la impresión de que es débil.
Pero no, todo es un juego. Después se descubre que era una táctica para vencer al enemigo.
Precisamente, el enemigo, el demonio, nos tienta con lo contrario, que no nos fiemos de Dios. Nos dice: No des, guárdatelo para ti.
¡Ya me dirás tú, qué interés tiene el Señor en que le demos cosas! ¿Qué gana Dios con nuestras chucherías?
Lo que sí sabemos es que el demonio quiere que no seamos felices, porque odia a Dios, y contra él nada puede, pero sí contra nosotros que somos sus hijos.
El juego de Satanás es un timo. El de Dios es entregar para ganar.
El Señor nos dice: –Tú te llamarás vencedor porque te fías de mí.
Jesús se alegró porque la viuda había dado más que los otros.
ENTREGAR PARA GANAR
Hay un premio nobel de literatura que cuenta la historia de un mendigo. De forma poética dice:
Iba yo de puerta en puerta, por el camino de la aldea, cuando, de pronto, Tu carroza de oro apareció a lo lejos, y yo me preguntaba maravillado:
–¿Quién será ese Rey de reyes?
La carroza se paró a mi lado. Mi corazón se llenó de gozo, y pensé: por fin mis días malos se habrán terminado.
Tú, bajaste sonriendo y extendiste la mano.
Qué ocurrencia la de tu realeza: ¡pedirle a un mendigo!
Entonces, de mi saquito de trigo, cogí un grano y te lo di.
¡Qué sorpresa, por la noche, cuando vacié mi saco: un granito de oro apareció en la miseria del montón!
¡Qué amargamente lloré por no haber tenido corazón para dárteme todo!
Y ESTO YA NO ES UN CUENTO INDIO
Dios, a los que quiere más, no les da más, sino que les pide más. Les pide todo, pero, para devolvérselo en oro.
Jesús se alegra porque la viuda del Evangelio dio más porque dio todo.
Ojalá todos fuéramos viudas en la generosidad.
jueves, 25 de marzo de 2010
ave maria
http://www.youtube.com/watch?v=Fx7S1NeZ20o
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miércoles, 24 de marzo de 2010
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